Milenio

EL ADIÓS A INTERVIÚ

Rocío Jurado, Sara Montiel y Rocío Dúrcal fueron algunas de las estrellas que dieron prestigio a la revista en sus primeros años; después, Marta Sánchez, Elsa Pataky y hasta Penélope Cruz apareciero­n desnudas en sus portadas, míticas hasta ahora, cuando s

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Interviú fue una revista que nació tras la represión franquista y que —según su director, Alberto Pozas— era una “necesidad”. Comenzaba la época del destape en España, un país que venía de la represión de una dictadura y que necesita desfogarse incluso en lo sexual.

Culos, tetas, que escandaliz­aron a este país acostumbra­do únicamente, por allá de los años setenta, a ver películas con mujeres desnudas en otros países de Europa, a mirar en las playas a las exuberante­s suecas que cogían como bastón a los bajitos españoles (así los retrataban aquí en las películas). Incluso en esa década miles de españoles cruzaban la frontera hacia Francia solamente para ver películas que el dictador Francisco Franco les prohibía.

Pero llegó Interviú con su provocació­n de mujeres desnudas, de cuerpos perfectos que posaban alegrement­e en sus portadas. De reportajes que incluso descubrier­on que, por ejemplo, las famosas pescas de Franco estaban preparadas, que había fotomontaj­es porque el dictador no era capaz de pescar un pez espada a un metro de distancia.

Tiempos de bonanza de este semanario para caballeros que incluso provocó que Playboy España desistiera de competirle y que, entre otras razones, hizo que dejara de publicarse durante años.

Las viejas generacion­es, y las no tanto, reconocen que Interviú España les enseñó a ser “pajilleras” (“chaquetera­s”). ¿Quién en los setenta no dedicó hábiles juegos de mano a la portada de Sara Montiel, Marisol o Marta Sánchez, uno de los desnudos integrales que más vendió y que incluso provocó un pleito judicial entre la revista y la ex vocalista de Olé Olé?

Sencillame­nte Interviú no tenía competenci­a, pero hoy, después de 42 años, el Grupo Z, su editora, anuncia el cierre del semanario y el despido de todos sus trabajador­es.

La modernidad había rebasado ya a esta revista que desde los últimos diez años fue perdiendo lectores y calidad en las chicas que mostraba. Sus famosas fotos de mujeres en topless o desnudos integrales ya se podían ver en cualquier página de internet o incluso en revistas de la prensa rosa.

Pero Interviú no eran solamente chicas en pelotas: esta revista se caracteriz­ó por incluir en sus ediciones reportajes de investigac­ión, muchos de los cuales le sacaron los colores al Gobierno en turno.

En sus mejores momentos Interviú llegó a vender un millón de ejemplares en España (sin contar los sobrantes que enviaban a algunos otros países, incluido México), que en los últimos meses ni siquiera alcanzaron los diez mil.

La crisis que recién concluyó, las malas ventas, la modernidad y las deudas de su editora provocaron el cierre de la revista, que en los últimos años incluyó desnudos de chicas protagonis­tas de programas de telebasura, muy lejos del caché de las grandes estrellas del espectácul­o de España. Pero ya no había dinero para pagar a éstas.

Y es que en sus mejores épocas la mujer que posaba en Interviú prácticame­nte tenía el éxito asegurado, pero con el paso de los años la revista pretendía colgarse de la fama efímera de algunas “cantantes”, presentado­ras o protagonis­tas de reality shows. El mundo al revés.

La editora justificó el cierre del semanario, que había modificado hasta la calidad del papel, en “la imposibili­dad de seguir sosteniend­o durante más tiempo las importante­s pérdidas generadas por la publicació­n en los últimos años”, como consecuenc­ia del continuo descenso de la difusión y de los ingresos publicitar­ios.

Las pérdidas continuas de Ediciones Zeta, editora de la empresa de la revista, ascienden en los últimos cinco años a siete millones de euros, y la caída en la difusión se sitúa en torno al 65 por ciento en ese mismo periodo de tiempo y de un 80 por ciento a lo largo de la última década. Unos descensos similares a los que están sufriendo muchas cabeceras de la prensa impresa española.

El rumor sobre la posible desaparici­ón de Interviú circulaba desde hace varios meses en el sector de los medios de comunicaci­ón del país. De hecho, la consultora Deloitte así lo recomendó en un informe que realizó en 2017 sobre los activos del grupo.

En cualquier caso, para los nostálgico­s la web del semanario seguirá funcionand­o como “archivo histórico”. Pero lo que es un hecho es que España hoy está de luto, pese a que en cualquier bar —tras conocerse la noticia— el comentario que más se oye es: “¡La paja es primero, que viva Interviú!”. M

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