Ay, Chihuahua
En una esquina está el actual gobernador panista Javier Corral. En la otra, el ex gobernador priista César Duarte. En medio, una ciudadanía a la espera de que La rosa de Guadalupe le haga algún milagro.
Corral descubre y denuncia que la administración estatal anterior, la del hoy prófugo Duarte, se carranceó alrededor de mil 200 millones de pesos con la aquiescencia del PRI nacional y la ayuda de su eficaz factótum, Manlio Fabio Beltrones. Y ni siquiera para gastárselos en juegos, mujeres y vicios, sino para apuntalar las campañas del PRI: eso sí que calienta.
¿Qué decide hacer el Presidente ante este craso delito? Lo que haría cualquier priista que se respete: en una renovada versión de no te pago para que me pegues, Peña Nieto marca las acusaciones como “motivaciones partidarias” y le retiene a la nueva administración estatal urgentes fondos federales que, según Corral, serían de hasta 780 millones, o sea, de poco más de la mitad del hueco dejado por su antecesor. Corral convoca a senda conferencia de prensa y la hace de tos. Los tricolores y sus secuaces, voluntarios e involuntarios, dicen que el gobernador panista solo busca extorsionarlos, y el subsecretario de Egresos federales, Fernando Galindo, dice que no hay represalia alguna, que los recursos no se han entregado por meros problemas de “disponibilidad presupuestaria”.
No debemos centrarnos en el hecho de que el de Chihuahua haya aprovechado cada oportunidad posible para envolverse en la bandera y llevar agua a su molino político: el tema medular es que, en los estados donde había gobernadores amigos de Los Pinos y elecciones en 2016, se desbordó generosamente la “disponibilidad presupuestaria”. Que, mediante el otorgamiento de contratos a empresas patito, se desviaron obscenas cantidades de ese dinero. Que esa generosidad se secó una vez cambiado el gobernador y cantada la denuncia. Y que, por las razones que sean, alguien está finalmente dispuesto a aguarle la fiesta a nuestros hasta hoy impunes cleptócratas.
Por mí, que se sigan aventando las peinetas. M