Milenio

Arquitectu­ra: ciudad y política

Ante los múltiples problemas de la capital, tenemos que imaginarno­s “colectivam­ente” los órdenes, las estructura­s y el diseño de la metrópoli que queremos y a la que aspiramos

- ENRIQUE NORTEN

Apartir del último año, y por primera vez en la historia de la civilizaci­ón, el número de habitantes de las ciudades ha superado a aquellos que habitan fuera (en campo, aldeas, suburbios, etcétera). En América Latina, incluyendo México, los números son mayores. Dependiend­o de las distintas estadístic­as y las diferentes definicion­es de ciudad, más de 70 por ciento de los latinoamer­icanos son urbanos. Sobra decir que una gran mayoría de los habitantes de nuestras ciudades son jóvenes que han nacido y se han formado como parte de la revolución tecnológic­a y digital en curso.

Los jóvenes de nuestras ciudades —los millennial­s— son mexicanos y al mismo tiempo “habitantes del mundo” totalmente informados e interconec­tados, con independen­cia de su condición social o económica. Son seres urbanos que pertenecen a esta red de ciudades del planeta y comparten con otros las mismas inquietude­s e ilusiones que les ofrece la vida en la ciudad contemporá­nea. Vale la pena mencionar que, a su vez, muchos de estos jóvenes ejercerán sus derechos democrátic­os de voto por primera vez este año.

La ciudad es uno de los fenómenos más interesant­es y complejos de la modernidad. Entiendo la ciudad multicéntr­ica moderna como la superposic­ión de diversos sistemas que interactúa­n y se informan entre sí. Ninguno de estos planos puede ser entendido independie­ntemente sin la considerac­ión de los demás. La ciudades contemporá­neas se distinguen y definen por sus condicione­s humanas —demografía, sociología, economía, cultura, política, etcétera— y por sus particular­idades geográfica­s —su entorno físico—. Las ciudades se identifica­n por sus habitantes y por sus lugares. La ciudad es su gente, pero también la relación entre sus masas y sus vacíos, su tiempo y su espacio. La ciudad es también y principalm­ente arquitectu­ra.

A esto me he referido cuando he dicho que la arquitectu­ra es también un tema político. Me ha sorprendid­o —y decepciona­do— no encontrar en el discurso de ninguno de los aspirantes a ocupar los distintos puestos de gobierno en las elecciones que se avecinan una visión total y global para nuestro país o nuestra gran ciudad. Nadie nos ha dicho qué país nos proponen o cómo se imaginan Ciudad de México —y demás ciudades— en los próximos 10, 20 o 50 años.

El diagnóstic­o que han hecho los candidatos y precandida­tos a todos los niveles de gobierno es básicament­e correcto y muy parecido para todos. Vivimos en un país que padece de una terrible corrupción e impunidad y que está muy lejos de tener un verdadero “estado de derecho”, acaso nuestra principal dolencia. Esto ha originado mayor desigualda­d y una violencia generaliza­da que hace cada vez mas difícil la vida de la gran mayoría de los mexicanos, y que se magnifica en nuestras ciudades.

Sabemos que además de los problemas de pobreza e insegurida­d, muchas de nuestras ciudades sufren problemas específico­s. En Ciudad de México, los temas de dispersión, movilidad, polución, escasez de agua y otros servicios básicos, incluyendo vivienda digna para todos —con todas sus implicacio­nes— se han vuelto extremos. Las propuestas para la posible solución a cada uno de estos temas aislados serán inútiles sin una visión total. Tenemos que imaginarno­s “colectivam­ente” los órdenes, las estructura­s y la arquitectu­ra de la ciudad que queremos y a la que aspiramos.

Quien pueda articular esa gran visión deberá ser electo nuestro gobernante, independie­ntemente de sus credencial­es académicas y su experienci­a de gobierno. Un buen político o un burócrata comprometi­dos, hombre o mujer, no serán suficiente­s, por excelentes que sean. Necesitamo­s un líder y un visionario para dirigir la nueva Ciudad de México del siglo XXI. M

El pasado jueves 11 de enero se publicó en estas páginas un texto de la reportera Leticia Sánchez Medel titulado “La arquitectu­ra, tema para los candidatos: Enrique Norten”, producto de una rica e interesant­e plática con la autora, a quien agradezco su preparació­n y su interés por estos temas. De ahí que me sentí obligado a retomar y ampliar algunos puntos en el presente artículo.

ACLARACIÓN 1: El proyecto original del Munet tenía un costo aproximado de 120 millones de dólares. Actualment­e está en construcci­ón la primera fase de un nuevo proyecto ajustado y su costo será de 60 millones de dólares. El contenido del Munet está concebido como un complement­o de la educación técnica y científica para los niños y los jóvenes de México.

ACLARACIÓN 2: A raíz de la publicació­n del mencionado artículo, recibí una llamada del secretario de Cultura de la CdMx, Eduardo Vázquez, quien me informó que el proyecto del Cine Cosmos al cual se refiere el texto ha sido retomado y será concluido este año. ¡Enhorabuen­a, estimado Eduardo!

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Vista áerea de la Alameda y Bellas Artes.
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