Plástico
En este año de elecciones, los mexicanos de- beríamos estar escuchando todos los días (no las escuchamos) propuestas de los aspirantes, generales o específicas, para dar solución a nuestros graves y numerosos problemas. Uno central es el de nuestra relación con el mundo que nos rodea, la cual tiene una infinidad de aspectos, uno de los cuales, directamente relacionado con la calidad de vida, sobre todo en las ciudades, es el de la basura. ¿Qué hacemos con ella, sobre todo la que no es biodegradable, en particular el plástico?
Europa acaba de anunciar que, para 2030, todo el plástico utilizado para envolturas y botellas será retornable o reciclable. El anuncio fue, en parte, resultado de la decisión de China de prohibir la importación de material reciclable del extranjero, plástico en especial. Si no es posible mandarlo a los chinos, los europeos, que año con año generan 25 millones de toneladas de basura de plástico, iban a tener que quemar o enterrar el plástico en Europa. No quieren: prefieren volverlo retornable o reciclable, modernizando su producción y su recolección con una inversión de 350 millones de euros. El objetivo es acabar con plásticos que tardan 5 segundos en ser producidos y 5 minutos en ser utilizados, pero 500 años en ser reabsorbidos de nuevo por el planeta. (Obtuve esta información, ayer, del periódico The Guardian, que no restringe el acceso a sus páginas, no obstante sus problemas financieros, debidos a que la publicidad que antes lo sostenía está ahora en sitios como Facebook y Google, razón por la cual quienes lo consultamos estamos moralmente obligados a apoyar.)
Pienso en los plásticos diseñados para ser usados una sola vez, y desechar: bolsas de plástico, botellas de plástico, vasos de plástico, popotes de plástico, envases de plástico… No existían hace unas décadas: es posible que dejen de existir. Cada uno de nosotros puede, en lo personal, tomar la decisión de no consumirlos (o consumirlos menos). Pero es difícil hacerlo en el mundo que tenemos hoy. Por eso es imprescindible que actúe la autoridad.
En 2009, recuerdo, la Asamblea de Representantes reformó la Ley de Residuos Sólidos para condicionar el uso de bolsas de plástico en el Distrito Federal. Las bolsas de plástico fueron introducidas con gran éxito en la década de los 70, gracias sobre todo a su distribución masiva y gratuita en los supermercados (antes no existían: las personas iban siempre a los mercados con la bolsa del mandado). En Ciudad de México son usadas y desechadas diariamente más de 15 millones de bolsas de plástico. La embestida contra la ley, un esfuerzo por enfrentar este problema, fue dirigida por los fabricantes de bolsas de plástico, que contaron con la colaboración pasiva de los habitantes de la capital.
Año con año circulan en el mundo alrededor de 800 mil millones de bolsas de plástico. Y en todo el mundo son compradas y desechadas un millón de botellas de plástico cada minuto, el equivalente a 20 mil botellas de plástico cada segundo. Esa es la magnitud del problema. Ese plástico no solo afea nuestro entorno; llega también a los océanos, donde es ingerido por los peces que nosotros, al final, comemos, frecuentemente con partículas de plástico. La solución no es recolectar mejor todo ese plástico, sino, más bien, no generarlo. Todos los contenedores de plástico deben ser retornables y reutilizables, o en el peor de los casos reciclables. M *Investigador de la UNAM (Cialc)