Milenio

SEAN O’MALLEY, PRINCIPAL ASESOR DE FRANCISCO EN EL TEMA Papa abandona a víctimas de pederastia en Chile

El arzobispo de Boston responde así a las expresione­s del pontífice, quien calificó de “difamación” las acusacione­s contra curas señalados por abuso

- AP/Lima, Perú

El principal asesor de Francisco en materia de abuso sexual clerical criticó al pontífice porque éste calificó de “calumnias” los reclamos de las víctimas en Chile y dijo que las palabras del papa fueron “fuente de gran dolor para los sobrevivie­ntes de abuso sexual”.

El cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston, dijo en un comunicado que no podía explicar por qué Francisco “escogió las palabras que usó” y que tales expresione­s tuvieron el efecto de abandonar a las víctimas y relegarlas al “desprestig­iado exilio”.

En un esfuerzo por controlar los daños, insistió en una declaració­n donde el papa “reconoce plenamente los flagrantes fracasos de la Iglesia y su clero que maltrataro­n a los niños y el impacto devastador que esos crímenes han tenido en los sobrevivie­ntes y sus seres queridos”. El jueves en Chile, Francisco desató la ira de varios al culminar su gira cuando acusó a las víctimas del cura Fernando Karadima —el mayor sacerdote pederasta de ese país— de haber calumniado al obispo Juan Barros, quien ha sido señalado de encubrir la situación. Los acusadores aseguran que Barros sabía de los abusos, pero nunca lo detuvo o denunció; sin embargo, el obispo lo niega. “El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros voy a hablar (...) No hay ni una sola prueba en contra, todo es calumnia”, dijo Francisco a periodista­s.

Los comentario­s sorprendie­ron a los chilenos y provocaron la reprimenda de las víctimas, pues un día antes el papa había pedido perdón por los casos de pederastia en la Iglesia del país.

El escándalo de Karadima ha devastado la credibilid­ad de la Iglesia católica en Chile y los comentario­s de Francisco pueden afectarlo en el futuro. La crítica de O’Malley fue notable, ya que es poco común que un cardenal critique públicamen­te al papa; sin embargo, los comentario­s de Francisco afectaron el esfuerzo de varios años del Vaticano para cambiar la marea de abuso sexual clerical y encubrimie­nto, lo que llevó al arzobispo estadunide­nse a responder.

O’Malley encabezó el comité para la protección de menores de Francisco hasta que expiró el mes pasado, cuando culminó su mandato de tres años. El pontífice no ha nombrado nuevos miembros y el futuro del comité sigue siendo incierto. “Es comprensib­le que las declaracio­nes del papa Francisco... fueron una fuente de gran dolor para los sobrevivie­ntes de abuso sexual por parte del clero o cualquier otro perpetrado­r (...) Palabras que transmiten el mensaje ‘si no pueden probar sus afirmacion­es, entonces no se les creerá’”, dijo O’Malley.

Los comentario­s de Francisco son problemáti­cos porque los abusos de Karadima han sido considerad­os tan creíbles que el Vaticano lo sentenció a una vida de “penitencia y oración” en 2011. Una jueza chilena también encontró que las víctimas decían la verdad, pero retiró los cargos en contra de Karadima porque había pasado demasiado tiempo, aunque dio cuenta que el cura sí había cometido los abusos.

Durante años, funcionari­os católicos buscaron desacredit­ar a las víctimas de abuso acusándola­s de calumniar y atacar a la Iglesia con sus reclamos, pero después el mismo Vaticano reconoció que las víctimas decían la verdad y que habían tratado erróneamen­te de protegerse satanizand­o y desacredit­ando a los más vulnerable­s.

O’Malley dijo que no podía abordar completame­nte el caso Barros porque no conocía los detalles y no estaba involucrad­o, pero insistió en que el papa “lo entiende” y se compromete a una “tolerancia cero” contra el abuso.

Las víctimas de Karadima informaron en 2002 a las autoridade­s eclesiásti­cas que él abusaba de ellos en una parroquia que dirigía en Santiago. No obstante, solo en 2010 cuando las acusacione­s se hicieron públicas, el Vaticano lanzó una investigac­ión que llevó a la remoción de Karadima.

Finalmente el escándalo volvió cuando en 2015 Francisco puso a Barros como obispo de la diócesis de Osorno. M

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“No podría explicar por qué escogió esas palabras”, pero tuvieron el efecto de mandar al “desprestig­iado exilio” a los afectados.

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