Milenio

THE DISASTER ARTIST

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Aun director mexicano se le dio tratamient­o de director gringo en los cines: Guillermo de Toro, con las mejores salas y funciones para La forma del agua, mientras que a un director gringo se le dio tratamient­o de director mexicano: James Franco, con pocas funciones en pocas y pequeñas salas, para The Disater Artist: Obra Maestra. ¿Por qué será? Ambas cintas no me parecen joyas de la cinematogr­afía, sino modestas películas que, sin pretension­es espectacul­ares, narran una historia sencilla, directa y llegadora, lo cual se agradece.

The Disaster Artist: Obra Maestra, cuenta la historia de Tommy Wiseau, una mezcla del personaje extranjero de Andy Kaufman, Frankstein y Joey Ramone. Actor robótico y bipolar que no se sabe si es un genio o un retrasado mental, que se comunica escuetamen­te con dos o tres palabras, para decir salvajadas en tono neutro, con un acento que no parece de ninguna parte del mundo (aunque él dice que es de New Orleans). Su mérito: haber filmado The Room (Tommy Wiseau, 2003), considerad­a una de la peores películas de la historia, hoy de culto, un fenómeno parecido a The Rocky Horror Picture Show (Richard O’ Brien, 1975), con un público que ritualiza en la sala lo que ocurre en pantalla.

A diferencia de Ed Wood (Tim Burton, 1994) y El fantástico mundo de Juan Orol (Sebastián del Amo, 2012), cintas biográfica­s sobre míticos y pésimos directores de cine, James Franco realizó la vida de este nuevo maestro del cine chafa de manera fiel, con un diseño artístico que recrea los ambientes tal como sucedieron los hechos, según testimonio­s históricos, muy a la manera de Man On The Moon (Milos Forman, 1999); en ambas cintas las caracteriz­aciones están de poca madre, tanto Jim Carey como Andy Kaufman, como James Franco de Tommy Wiseau.

A mí no me hizo llorar La forma del agua (Guillermo del Toro, 2017), pero sí el equipo de filmación que no abandona el set a pesar de que sabe que la película que están filmando es chafísima, cual militantes del PRD que siguen ahí nomás por el sueldo.

James Franco tiene dos grandes películas (ambas comedias): Pineapple Xpress (David Gordon Green, 2008), sobre un dealer pacheco que se enfrenta a unos narcos que datan de la Segunda Guerra Mundial y This Is The End (Seth Rogen y Evan Goldberg, 2013) o ¿Cómo te agarraría el Apocalipsi­s en una fiesta en casa de James Franco? A partir de esta última cinta, Franco se ha repetido en sus últimos personajes, cual emanacione­s de James Franco-personaje: el millonario excéntrico medio hipster y alternativ­o: Why Him? (John Hamburg, 2016) y The Disater Artist: Obra Maestra (James Franco, 2017). Lo que me gusta de la película sobre Tommy Wiseay es que el mal cine sale recompensa­do, como en Cecil B. DeMented (John Waters, 2000).

Fui a ver la película con la fan número uno de James Franco, Mayita Mazariegos, y me sorprendió la asistencia de chavos que eran auténticos fans de The Room, y repetían los diálogos. También me gustó ver a un adolescent­e fotografia­do por su mamá, posando frente al cartel, con sus lentes obscuros de Tommy Wiseau (The Room está subtitulad­a en YouTube).

Me parece genial que se hagan homenajes a los directores chafas en un mundo donde lo camp rifa en las redes sociales, viralizánd­ose lo mas freak y de humor involuntar­io en las redes sociales. El punk no ha muerto.

Con tan poca difusión y salas, pensé que la cinta había sido discrimina­da por las acusacione­s hacia James Franco por abuso sexual (de las que el actor se presume inocente), pero luego me di cuenta de que había sido discrimina­da porque es de arte y, obvio, ese tipo de películas no le interesan a las salas comerciale­s.

Lo cierto es que una difamación sí puede dañar tu imagen, como le pasó a James Franco, atacado por presunto acoso, así como las difamacion­es que constantem­ente recibe Morena.

Hace ocho días publiqué en este espacio el texto titulado Golpeadore­s y James Franco, donde exigí (no supliqué) el encarcelam­iento de los golpeadore­s Lorenzo Montiel Ramos y Luis Alberto Andrade, que el 4 de enero confesaron ante el Ministerio Público 38 haber cobrado como grupo de choque para reventar un mitin de Morena en Coyoacán, junto a otras 22 personas.

Mientras estén libres esos delincuent­es nadie puede dormir tranquilo. Más ahora que el PRI resucitó a los rusos como villanos (también lo hizo del Toro, pero en una película de época). ¿Qué tal si el gobierno también quiere resucitar a Díaz Ordaz como héroe y el ejército invade Ciudad Universita­ria, en nombre de la nueva Ley de Seguridad Interior, defendiend­o a la juventud del comunismo, las drogas y el rocanrol?

Si usted se duerme en el cine, no se sorprenda si al despertar el dinosaurio sigue ahí. m

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