Milenio

El castillo de la pureza

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Dice que no roba, pero entre sus leales y principale­s colaborado­res están Claudia Sheinbaum,

René Bejarano y Marcelo Ebrard, quienes nunca explicaron el contexto de las pacas de dinero en bolsas de súper, el costo fraudulent­o de los segundos pisos y el fraude de la Línea Dorada del Metro.

Habla de “honestidad valiente”, pero hasta hoy nadie sabe de qué vive, cuánto dinero gasta, cuántos impuestos paga, quién mantiene una campaña por años; nadie sabe de qué viven los hijos y de dónde sale el costoso gasto de una prole que disfruta de vivir en El castillo de la pureza.

Cuestiona el nepotismo de políticos y servidores públicos, pero El castillo de la

pureza es el reino del nepotismo, manejado precisamen­te por Andy, el orgullo nepotista, además de que toda la prole tiene hueso en la empresa familiar.

A la menor provocació­n dice que sus adversario­s son ambiciosos e inmorales, que solo buscan puestos, pero nadie ha explicado las milagrosas contradicc­iones entre “un candidato pobre y un partido rico”, por un lado y, por otro, “un candidato pobre con hijos ricos”.

Pregona en plazas públicas que no es un populista, pero todo su discurso y buena parte de su propuesta de gobierno es una grosera copia populista; populismo para la educación, populismo para la economía, populismo para la seguridad, para el campo.

Acusa al PAN y al PRD de haber traicionad­o sus ideales y no tener principios —por aliarse a La mafia del poder—, pero es dueño de El castillo de la pureza; la casa en donde perdonan y purifican todas las traiciones, las deslealtad­es, las pillerías, los delitos, los desfalcos, las peores trapacería­s de los peores partidos y los peores gobiernos y los más negros crímenes.

Para eso existe El castillo de la pureza, para perdonar los peores pecados. Y el perdón se consigue con un sencillo acto de fe, a través de una red social, y punto.

Y claro, el premio por la traición y deslealtad va desde una alcaldía, una diputación local, una senaduría, una diputación federal o la candidatur­a a un gobierno estatal. Según el tamaño de la traición y del traidor, es el premio en El castillo de la pureza.

Dice que es falso que pretenda un gobierno populista y dictatoria­l, como el de

Nicolás Maduro, como el de los criminales hermanos Castro, en Cuba, o como el del inmoral Evo Morales, en Bolivia, pero está rodeado de adoradores de Maduro, de los Castro, de las dictaduras latinoamer­icanas y hasta del sátrapa dictador de Corea del Norte.

Niega que pretenda una dictadura como la venezolana, pero “El camarada”

Alberto Anaya es adorador del dictador de Corea del Norte y de Nicolás Maduro; son adoradores de la dictadura de Maduro, desde René Bejarano, pasando

por Dolores Padierna, Héctor Díaz Polanco, Gerardo Fernández Noroña y muchos otros. Habla de pureza ideológica, pero en El

castillo de la pureza la mayor virtud es la promiscuid­ad entre ex priistas, ex panistas, ex perredista­s, ex narcos, ex funcionari­os de gobiernos de Calderón, de

Fox, de Zedillo, de Salinas y, en especial, existe una impensable pureza juarista.

Todos los arriba citados duermen y amanece en la cama de la extrema derecha fascista, del Partido Encuentro Social (PES). Juarismo a toda prueba. ¿Es para presumir esa pureza ideológica? ¿Imaginan la tara ideológica de El castillo de la pureza, donde cohabitan lo mismo Manuel Bartlett que Sergio Mayer; las congruente­s Gabriela Cuevas, Layda Sansores, Elba Esther Gordillo, su nieto, su yerno y toda la parentela de pirruris, con Marcelo Ebrard, Cuauhtémoc Blanco, Lilly Téllez, René Bejarano, el matrimonio Abarca, Juanito Ackerman, Esteban Moctezuma, Dolores Padierna, Claudia Sheimbaun,

Martí Batres, Alberto Anaya… y muchos otros presuntame­nte vinculados con el narcotráfi­co y el crimen organizado.

¿Imaginan esa pureza ideológica, luego de nocturnos aquelarres entre ideólogos de chile, mole y pozole? Dice que es un compló y parte de la

guerra sucia el supuesto vínculo con la mafia política rusa, pero “su hombre” en Russia Today es Juanito Ackerman, uno de los que padrotea El castillo de la pureza.

Presume que en un dos por tres —tres años—, acabará con la guerra contra el crimen, pero El castillo de la pureza está lleno de pillos confesos a los que él mismo ha perdonado. Eso sin contar con el perdón y el olvido que ha propuesto a criminales, matarifes y toda clase de alimañas que hoy están en prisión y/o son perseguido­s por la justicia.

Y dice que de El castillo de la pureza saldrá a gobernar a los idiotas mexicanos, incapaces de darse un gobierno de calidad. Lo mejor para 2018, dice, es El

castillo de la pureza, en donde hay lugar para todos los pecadores. ¡Brillante clase política mexicana…! Al tiempo. m

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El precandida­to de Morena.

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