La democracia debe llegar a la vida cotidiana: Campaña
El escritor ecuatoriano reúne una amplia reflexión histórica acerca de la naturaleza de nuestras sociedades y de su futuro
Mario Campaña es poeta, narrador y teórico de la literatura, pero como lector de todos esos géneros comenzó a encontrar en las historias una serie de temas que pareciera estar alejada del ámbito de la literatura: la ausencia de valores democráticos y la caracterización de una democracia sustentada solo en las instituciones.
Empezó a investigar acerca de lo que llama las conductas públicas y los sistemas políticos, que dio como resultado los libros América Latina: los próximos doscientos años y Necesidad de América, a los que se suma Una sociedad de señores: dominación moral y democracia (Editorial Jus, 2017). “No estoy preocupado por la democracia más que en un sentido: solo tenemos una de instituciones, porque la idea que dio origen al experimento histórico llamado democracia es sumamente limitado: se refiere solo a las instituciones, a la división de poderes, a elecciones libres. Pero, para que sea legitimada moralmente, debe tener una cultura, una manera de relacionarse que también sea democrática, porque de lo contrario solo será un mecanismo de sujeción”.
Para el escritor, la gran asignatura pendiente de las democracias no es la institucionalidad, “que mal que bien funciona en muchos lugares”, sino su presencia en la vida cotidiana; de ahí la necesidad de implantar relaciones democráticas, de igualdad moral y de dignidad, para lo cual “necesitamos educación, pero por principio de cuentas saber qué es eso de cultura democrática, porque nadie lo sabe. “No ponemos el acento en la legitimidad moral de la democracia. ¿Cómo puede suceder? Cuando se relacionen los ciudadanos en plano de igualdad moral, porque en la actualidad se notan las diferencias, por ejemplo, cuando el municipio hace políticas públicas habría que preguntar cuánto invierte en el barrio de los pobres y cuánto en el de los ricos”. La apuesta primordial de Campaña (Guayaquil, Ecuador, 1951) es reflexionar acerca de la auténtica naturaleza de nuestras sociedades y de su futuro, a partir de observaciones literarias, de lo que encontró en la literatura antigua y en la novela del siglo XIX, “que son observaciones prácticas, directas de la vida cotidiana”.
Agrega el autor en conversación con MILENIO: “En mis lecturas veía que hay un tejido en la vida cotidiana que es inmaterial, intangible, que influye y condiciona poderosamente las vidas de individuos, de sociedades, de países y que, precisamente por su inmaterialidad, son difíciles de ser detectadas, pero veía cómo condicionaba esto la vida”.
Cuando Campaña habla de elementos intangibles, valores, hábitos, principios, maneras de vivir, de sentir, de pensar, de relacionarse…, piensa mucho en un hecho que está presente en la democracia, aun cuando la condiciona, la pervierte, “incluso la anula”. “Empiezo a detectar en la literatura, en mis observaciones, que hay una constante y que eso es impropio de la democracia; me parecía comprensible que existiera en la Grecia antigua, porque lo detecto en La Ilíada, pero me pareció sorpresivo que exista en las democracias contemporáneas: la convivencia de ideales sumamente elevados, como el honor, el valor, la valentía, la patria, con sus opuestos, con comportamientos completamente horrorosos, en donde se podía considerar la existencia de dos tipos de humanidad”.
Por ello, el volumen se titula Sociedad de señores, con el convencimiento de que la democracia es vista de una manera por una parte de la sociedad, en especial los reyes o la nobleza, y de otra forma por el resto. En un problema que no necesariamente es de nuestros días, ni siquiera de la democracia como tal, porque se trata de un sistema político relativamente reciente, según el escritor.
“En Grecia, por ejemplo, estaban los que hablaban griego, y luego los bárbaros. En Roma pasaba lo mismo: el rey, el héroe o el santo fueron y son personajes que encarnan a plenitud lo que es la humanidad, junto a otro tipo de seres, en quienes pareciera que la humanidad no se hubiera realizado completamente. “Aquello se prolongó y llega hasta hoy, lo que me deja perplejo, porque aún hoy manejamos dos nociones de humanidad: una cabal, plena, donde se encuentra a un gran científico, a un banquero, pero no se dice lo mismo de un indigente, de un pobre, de un ciudadano haitiano”, dice Campaña, quien presentó anoche el libro en una charla con Juan Villoro. m