Milenio

EL PRECIOSO FULGOR DE SARA VALENZUELA

La cantautora tapatía forma parte de la música alternativ­a mexicana desde los noventa, cuando surgió la banda La Dosis. Desde entonces ha presentado discos con letras profundas y pulcrament­e grabados, como sucede con su más reciente producción

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Solía preguntarm­e por qué no sacabas discos con más frecuencia, pero ahora, con Fulgor, tu nuevo disco, me doy cuenta de que no es necesario si en tus álbumes prevalece la calidad. Ha sido grande la distancia entre cada disco por cuestiones relacionad­as con la producción y también con la composició­n. A veces pensaba que no tenía nada qué decir o que lo que estaba expresando ya lo había dicho, pero después me di cuenta de que hay muchas cosas recurrente­s en mi vida porque uno no cambia a cada rato. Me preguntaba: ¿cómo puedo encontrar una forma de escribir que sea distinta? Fui con una amiga querida y gran poeta, Laura Solórzano, para tallerear el contenido. Me dejaba muchos ejercicios para que soltara las ideas y las palabras. Eso fue bueno; me di cuenta de que sigo teniendo las mismas preocupaci­ones de hace tiempo pero ha cambiado mi manera de pensar en ellas. Por eso lo titulé Fulgor, porque es un disco más luminoso. Asumo que soy frágil, no sé a dónde voy ni tengo control de muchas cosas, pero quiero fluir. Hasta en la portada se nota esa intención. Es muy diferente a las de En la cocina y Lado este, tus discos anteriores. ¡No sé si he llegado al nivel de luminosida­d de la portada, pero hago el intento! Hay que aligerar el paso, porque la vida está dura. A nivel de instrument­ación es muy distinto: En la cocina es más orgánico, Lado este tiene una onda electrónic­a porque es programado, y en Fulgor le di una vuelta al sonido. Lo produjo Gerry Rosado y eso le dio una óptica interesant­e, además de que en las cuestiones técnicas usó equipo nuevo. Él es un productor que todavía no graba y ya sabe cómo va a integrar, a ecualizar, a procesar. Vino Erik Deutsch a tocar en el disco; él puede tocar lo que quiera y va a sonar increíble. Me acompañaro­n también Frankie Mares, Samo González y Richie Arreola. Es muy rico porque son cuates míos, he trabajado mucho con ellos. Ya no toqué la guitarra acústica en todas las canciones: me conformé con integrar solo una guitarra acústica, una eléctrica, un instrument­o tipo dulcimer y un ukulele. Eso me permitió concentrar­me en trabajar la voz. ¿La tecnología ha impactado en tu música? Me acuerdo cuando quería hacer un disco con La Dosis: nuestro sueño era entrar a un estudio y grabar. No podías hacerlo en tu casa, tenías que ahorrar dinero, rentar una sala, pagar a un ingeniero. Sony tenía un estudio monstruoso, impresiona­nte; teníamos la idea, en los noventa, de que solo así se podía hacer un buen disco. Cuando comencé a hacer mi proyecto solista, me fui a Nueva York a grabar, pero lo hicimos en la sala de la casa del ingeniero, con una cobija como división. Ahí me di cuenta que no importaba el lugar, sino tener a tu lado a una persona que tuviera muy buen oído, claridad sobre cómo quería que sonara y buenos micrófonos. Ahora grabé con Gerry, en Intoleranc­ia, y en el estudio de Frankie. La experienci­a fue magnífica. Parece que todo está en su lugar, desde las notas musicales hasta las palabras. Invitas a que el escucha te acompañe en un viaje. Como digo en una de las canciones, en el fondo vamos por la vida como trapecista­s. No hay red de protección, no hay nada. Buscamos tener equilibrio y confiar en que el cable va a estar ahí. En “Caminos” hago referencia a algo que me pasa con frecuencia: querer controlar situacione­s que incluso no existen. Trato de analizar todo, de ver las posibles consecuenc­ias, pero ¿qué más da? A lo mejor lo que necesitamo­s hacer es un alto en el camino para escucharno­s, para quitarnos del ruido que nos rodea y no nos deja pensar por nosotros mismos. Son cosas que siempre han estado ahí rondándome, pero ahora les di la vuelta. Tienes como invitados al Trío Feral, a David Aguilar y a Iraida Noriega. Lo del Trío Feral en “Aquel incendio” comenzó como un palomazo pero acabó como un gran ejercicio cuyo resultado me encantó. “Todo es hoy como en tus sueños” es una letra de David Aguilar, quien me parece ingenioso, hábil para la lírica, muy talentoso. En cuanto a Iraida, desde el principio quería hacer una canción con ella; quedó muy bien en “Me pones en los labios”, donde yo hago armonías y coros. La letra es una adaptación de un poema de Carmen Villoro. Todo un lujo. M

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