América Latina, “región en desarrollo más urbanizada”
Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Latinoamérica “es la región más urbanizada del mundo en desarrollo. Dos tercios de la población latinoamericana vive en ciudades de 20 mil habitantes o más y casi 80 por ciento en zonas urbanas”. En tanto, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU prevé que para 2050 el porcentaje a escala global alcanzará 66 por ciento. No es noticia que las ciudades son espacios congestionados donde la infraestructura actual no responde a la complejidad ya existente, y a la que está por venir.
Por ese motivo, antes de generar cualquier propuesta, vale la pena hacer una pausa y reflexionar sobre cómo se entiende a la ciudad y las implicaciones que tiene.
Aunque el asunto resulta debatible, el ser humano vive para sobrevivir. Gracias a sus capacidades de adaptabilidad ha logrado reproducirse biológica y culturalmente de forma constante.
Desde hace años las personas se encargan de modificar al espacio a su conveniencia (o la conveniencia de algunos). Se diseñan edificios, avenidas, segundos pisos, parques, casas, museos y escuelas.
El conjunto de estas construcciones configuran lo que hoy conocemos como ciudades, y las edificaciones representan ideas que van desde principios políticos y económicos hasta filosóficos. Es decir que cada estilo o diseño seleccionado para un edificio, centro comercial o corredor narra una forma de transitar el espacio.
A su vez, el uso del espacio configura el estilo de vida de las personas que lo utilizan. En ese sentido, la ciudad tiene la capacidad de activar o desactivar conceptos como democracia, libertad, equidad, consumo, elitismo y corrupción.
Por ejemplo, una urbe que tiene buen transporte público, accesible desde todos sus rincones, estará apostando por la equidad; y una ciudad que tenga espacios públicos diseñados en función de los usos y costumbres de la zona, apostará por la democracia. M