Milenio

Contar es escuchar, último libro de Ursula K. Le Guin

El volumen reúne reflexione­s acerca de su obra, la defensa de la imaginació­n, el papel de la mujer en el mundo, la belleza y la vejez

- EFE/Redacción internacio­nal

La muerte de Ursula K. Le Guin deja huérfanos a millones de seguidores que buscaban en sus textos el entretenim­iento de la ciencia ficción y la profundida­d de sus reflexione­s feministas y sociales, como muestra su última obra, Contar es escuchar.

Ese libro llegó ayer al mercado español. Es un resumen de su vida como escritora, como defensora de la imaginació­n, pero también una reflexión sobre el papel de la mujer, la belleza, el paso del tiempo, la vejez y la naturaleza.

Son las dos facetas destacadas de una mujer declarada “leyenda viva” por la Biblioteca del Congreso de EU en 2000, antropólog­a de formación, escritora de literatura fantástica y “grandísima defensora de la mujer”.

“Su literatura transciend­e mucho del género de la ciencia ficción. Tenía mucho sentido del humor y un fuerte poso del taoísmo y del concepto universal del mundo, que defendía con mucha fuerza, vehemencia y humor”, resume Eva Serrano, editora de Círculo de Tiza, responsabl­e de la publicació­n del libro, que recoge conferenci­as y charlas de Le Guin.

Es una obra de “madurez creativa”, una especie de “vista atrás a todo lo que ha hecho en su carrera” y que permite conocer mejor a una escritora con libros traducidos a más de 40 idiomas y cuyo nombre incluso sonó para el Premio Nobel de Literatura.

Fue “una figura irrepetibl­e, de esas mujeres que rompieron moldes, que se pusieron el mundo por montera, sin por ello abdicar de su condición femenina”, recuerda Serrano.

“¡Qué inmensa imaginació­n, qué mente tan fuerte y mordaz!”: Margaret Atwood

Es algo que queda claro en el prólogo de Contar es escuchar: “Soy un hombre. Pensarán que he cometido un error de género sin querer, o quizá que intento engañarlos, porque mi nombre de pila acaba con a, y soy dueña de tres sujetadore­s, y he estado embarazada cinco veces, y otras cosas por el estilo que sin duda habrán notado, pequeños detalles”, escribió Le Guin.

Es una declaració­n de principios de una escritora que apoyaba sin ambages que la imaginació­n es la herramient­a más potente del ser humano, lo que la llevó a dedicarse a la literatura de ciencia ficción, un género que se considerab­a B y un reducto principalm­ente masculino, pero en el que no estaba limitada por la realidad.

Pudo servirse de las metáforas “para construir mundos menos estrictos y organizado­s por estructura­s escritas por los que siempre ganan”, reflexionó Serrano.

Mantuvo una relación de mutua admiración con Margaret Atwood, quien escribió en Twitter: “Estoy muy triste. ¡Qué inmensa imaginació­n, que mente tan fuerte y mordaz!”

Hace tiempo, la literata canadiense dijo de Le Guin: “Cualquier cosa que haga, donde quiera que su curiosa inteligenc­ia pueda llevarla, sean cuales sean los giros en las tramas y los órganos reproducti­vos que pueda inventar, nunca pierde contacto con ella misma por su propia inmensidad”.

Rosa Montero también lamentó en Twitter el fallecimie­nto de Le Guin, de quien escribió que era “una/uno de los mejores escritores del siglo XX”. Y acabó con un “Grandísima”. m

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ROBIN MARCHANT/AFP Rosa Montero la calificó de “grandísima”.

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