Milenio

Ramón Montoya, gran figura de los Diablos Rojos del México, falleció ayer a los 78 años

Tras pasar varios días hospitaliz­ado, el ex jardinero central y leyenda de los Diablos Rojos, Ramón Montoya, falleció ayer en la Ciudad de México

- Redacción/Ciudad de México LA

Se apagó una estrella que iluminó los diamantes de la Liga Mexicana. Ramón Montoya Lerma, mejor conocido como El Diablo Montoya, dejó los campos terrenales para integrarse a la pléyade de peloteros que día a día juegan en el diamante celestial, y que desde ayer tiene a uno de los guantes más seguros y espectacul­ares que se han visto en la pelota mexicana.

El Diablo falleció en la Ciudad de México luego de estar varios días hospitaliz­ados por problemas de salud y este jueves, luego de haber sido velado, sus restos serán cremados.

Montoya nació en Mexicali, pero dijo adiós de la vida terrenal en la ciudad en la que fue idolatrado tras convertirs­e en uno de los mejores jardineros que ha tenido el equipo en su historia.

Y fue en esta ciudad en donde el 12 de agosto del 2017, se le rindió un espontáneo homenaje en el parque Fray Nano, el cual lo conmovió profundame­nte, según él mismo confesó momentos después.

Ese día hubo un juego entre veteranos de los Diablos y un equipo de cronistas encabezado por Antonio de Valdés, y antes de que se cantara el playball, Montoya caminó por el backstop hacia el dugout de los pingos, cuando se empezaron a escuchar aplausos de algunos de los asistentes, que posteriorm­ente se convirtier­on en un aplauso general.

Ramón Montoya fue un destacado jugador amateur. Los buscadores no lo podían convencer para que se convirtier­a en profesiona­l. Para él lo máximo era ser selecciona­do para representa­r a su entidad y a México en los diferentes eventos internacio­nales, pero al mismo tiempo, deseaba probar suerte en el beisbol profesiona­l. Firmó para la organizaci­ón de Kansas City, después de haberlo checado en la Serie Mundial amateur celebrada en Costa Rica. Lo opcionaron al México, pero para no perder su calidad de amateur, decidió firmar con la organizaci­ón de los Diablos Rojos, pero con el nombre de Rodolfo Montoya En 1961, utilizando ese nombre, participó en ocho juegos conectando siete hits en 25 veces al bat, para un promedio de .280.

Así nació la leyenda de la pradera central de los escarlatas. A partir de 1962 se dio de alta con su verdadero nombre: Ramón Montoya Lerma.

Su espectacul­ar forma de jugar, en la que igual se le veía estrellars­e contra la barda en busca de realizar la atrapada sensaciona­l que correr hacia adelante para llevarse un batazo. Eso le valió ser aplaudido constantem­ente.

Tenía cualidades defensivas muy claras: cubría mucho terreno en la amplia pradera central del Parque del Seguro Social; atacaba muy bien los batazos hacia adelante y su potente brazo evitaba el avance de corredores; su especialid­ad consistía en atrapar la bola que pretendía pasar por encima de su cabeza. Daba la espalda a home con su número 32 y emprendía una espectacul­ar carrera para realizar atrapadas electrizan­tes.

Era el tipo de jugador que nace con ángel. Les caía bien a los exigentes aficionado­s rojos. En su primera temporada participó en 125 juegos, promediand­o con el bat .266, pero lo más importante fue que en la tribuna se empezaba a forjar un ídolo.

En la caja de bateo era muy habilidoso para conectar la pelota. No tenía poder, pero regaba imparables por todos los rumbos del parque. En 15 temporadas su promedio fue de .316.

En 1964 probó suerte en el beisbol de Estados Unidos, con el equipo El Paso, de la Liga de Texas. Participó en 90 juegos, pero una lesión en la clavícula lo envió de regreso a la Liga Mexicana. Fue parte importante en cuatro campeonato­s de los Diablos Rojos: 1968, 1973, 1974 y 1976.

Diablos fue su única casa en la Liga Mexicana. Se retiró en 1976, pero regresó en 1983 para participar en cuatro partidos y recibir un gran homenaje.

Al retirarse como jugador activo, siguió como instructor y coach del México. Ingreso al Salón de la Fama el 13 de Julio de 1990.

En los últimos años, fue parte del staff de coaches e instructor­es que formaban el talento de los prospectos que asisten a la Academia de Alfredo Harp Helú.

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 ??  ?? El Diablo jugó con Diablos durante 15 temporadas Eduardo Arredondo, Montoya y Daniel Fernández
El Diablo jugó con Diablos durante 15 temporadas Eduardo Arredondo, Montoya y Daniel Fernández
 ??  ?? Ramón Montoya, en el duelo de veteranos de los Diablos en agosto
Ramón Montoya, en el duelo de veteranos de los Diablos en agosto
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En esta imagen queda claro que Ramón fue un idolo
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