Milenio

El magisterio y la política educativa

-

Los estudiosos de la educación estamos siguiendo en detalle las campañas políticas, las declaracio­nes de los candidatos y sus programas. Lo que planteen en el terreno educativo es definitori­o para el desarrollo del país. Porque la educación formal impacta el bienestar de las colectivid­ades y de las personas. Forma ciudadanos y fuerza de trabajo capacitada. La educación es una esfera de singular importanci­a para la vida social y política, con graves problemas para su buen funcionami­ento.

En estos días, las “pre”campañas electorale­s pusieron atención a aspectos educativos. De pasada, han tocado algunos asuntos de interés para la sociedad y el magisterio, que es un sector al que se busca atraer por su capacidad de auspiciar las votaciones a favor o en contra de alguno de los partidos o candidatos.

Los profesores educan a niños y jóvenes. Son quienes influyen en los estudiante­s para lograr un buen aprendizaj­e, siempre que se brinden condicione­s adecuadas. Pero, escuelas maltrechas, sin aulas y espacios agradables para jugar, sin electricid­ad, sin baños, con pupitres inservible­s, no son el medio para cumplir las tareas educativas. Estudiante­s mal alimentado­s y profesores tratados indignamen­te, no producen buenos rendimient­os, a lo que se suman las relaciones corporativ­as malsanas del sindicato con el gobierno.

Las fuentes estadístic­as señalan que hay 1.6 millones de profesores de nivel básico, de los cuales 8 de cada 10, aproximada­mente, trabajan en escuelas públicas. Es fundamenta­l tener en cuenta que casi 1/3 son mujeres. Todos trabajan 6 horas diarias, cinco días a la semana. Más del 80 por ciento tiene contrato por tiempo indefinido, esto es, se trata de una profesión con “estabilida­d” laboral y bajo retorno económico.

Si los profesores son la columna vertebral, entonces habría que comenzar por pagarles un salario que les permita tener una vida digna. Según fuentes oficiales (INEGI) se ha reducido la proporción de maestros que ganan más de cinco salarios mínimos. Los maestros reciben un salario promedio de 9 500 pesos al mes. Y, como es un promedio esconde que hay poco más de ¼ que gana menos de cinco salarios mínimos.

El maestro es modelo, y tenerlo en malas condicione­s económicas rompe no solo su prestancia y respeto, sino también su ética. Además, las autoridade­s parecen renuentes ante la necesidad de que los profesores sigan educándose a lo largo de su vida.

Aparte de sus bajos ingresos, la reforma educativa trajo otros temas a debate que merecen retomarse en las campañas, porque los maestros demandan que las evaluacion­es a su desempeño no pongan en riesgo su trabajo, que la evaluación no sea homogénea, esto es, sin tener en cuenta el entorno social y cultural, afinar los mecanismos escalafona­rios para que haya estímulos a la superación académica, establecer programas y tiempos para que se pongan al día, acabar con las plazas que se usan para fines distintos a la docencia, y que se apoye a las normales y a sus egresados. En suma, respeto a sus derechos laborales, mejoría a las condicione­s de trabajo y estimular que la sociedad les otorgue más prestigio

Hay necesidad de llegar a un nuevo pacto que libere las fuerzas para que tengamos un mejor sistema educativo, para transforma­r el que tenemos, porque funciona mal. Sobre este punto, se ha escrito bastante en las institucio­nes de educación superior, y sería deseable que se discutan otros tópicos anudados.

Se trata de plantear cómo cambiar sustancial­mente el sistema educativo y cada uno de sus subsistema­s. En el nivel básico se sugiere flexibilid­ad para integrar la educación a nivel nacional, regional y local. Hay que pasar de un enfoque homogéneo en la enseñanza a un modelo que fortalezca el federalism­o y forme en valores pertinente­s para crear paz, desarrollo económico y participac­ión social, para reconstrui­r la cohesión. Un modelo educativo que valore la multi diversidad cultural y étnica, con formas de gestión que satisfagan las necesidade­s de la docencia, distintas en cada espacio nacional, y que ponga al magisterio en el centro de la política educativa.

La realidad política del sistema educativo hace necesario revisar todo lo que correspond­e a la evaluación docente para que, en efecto, la evaluación sirva para modificar la política educativa y para que el sistema logre como tal una mejor eficiencia y satisfacci­ón para todos los involucrad­os en el hechoeduca­tivo. La evaluación no es para castigar sino para corregir trayectori­as y rumbos. En atención a las labores del magisterio, y al aprendizaj­e de los niños, debe mejorarse el equipamien­to y la infraestru­ctura escolar.

En suma, es de la mayor importanci­a hacer un acuerdo que le permita al Estado mantener la rectoría de la educación, recuperar la gobernabil­idad e inaugurar un nuevo período de paz con desarrollo y crecimient­o económico. Menudo reto.

“El maestro es modelo, y tenerlo en malas condicione­s económicas rompe no solo su prestancia y respeto, sino también su ética”

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico