Milenio

Cuestioné a Silva HerzogMárq­uez, a Krauze y a otros, porque simulan y critican”

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plasmó en un libro: La mafia que se adueñó de México… y 2012.

“Puedo decirlo de otra manera, pero se entiende mejor si hablo de una mafia del poder, porque existe, no es algo del imaginario, de mi fantasía, existe la mafia del poder que se le puede llamar de otra manera: clase gobernante, oligarquía... pero está bien dicho si se emplea que son una mafia del poder.

“Hablar de que son partidos de la mafia del poder, hablar del PRIAN ayudó mucho a que la gente despertara, había mucha gente engañada acerca de que el PRI y el PAN eran distintos y nos hemos dedicado a decir que son lo mismo, además porque tenemos razón”.

Sobre su lenguaje que a veces es muy duro, reconoció que sus propios cercanos (“mis amigos”) lo cuestionan por usar este lenguaje que denomina “lapidario”, pero él les contesta que tiene justificac­ión y “no son ocurrencia­s”.

“Que por qué la mafia del poder, por qué decir que son conservado­res, pirruris, fifís... Todo tiene una justificac­ión, los fifís fueron los que ayudaron a Victoriano Huerta cuando la Decena Trágica, en el asesinato de (Francisco I.) Madero, todo tiene una explicació­n, son grupos de júniors, con una mentalidad retrógrada, pero no son ocurrencia­s, todo tiene una razón de ser, pero le encuentro una utilidad”.

Pero en su hablar lento, midiendo cada palabra, quiso dejar claro que no tiene enemigos “ni quiero tenerlos”.

“Tengo adversario­s, no odio, estoy inclusive contra los que sostienen que ni perdón ni olvido, yo digo: olvido no, perdón sí”.

Sobre sus nuevas alianzas con partidos como Encuentro Social (cristiano y conservado­r) y personajes que antes lo criticaban, lo explica así:

“Porque no tiene caso apostar a la confrontac­ión, porque el país lo que requiere es la unidad de todos para lograr el renacimien­to de México, entonces estoy convocando a eso, a la unidad, a todas las clases sociales, a los sectores, a militantes de los partidos, de todas las corrientes del pensamient­o, de todas las religiones, a libres pensadores, estoy convocando a todos”.

—¿Cuál es el verdadero López Obrador, el que se pelea con la prensa y empresario­s o el que se ha visto riendo en la precampaña? Se dice que es una puesta en escena esto del Andrés Manuel sonriente solo por la campaña...

—Y les dije que eran conservado­res con apariencia de liberales, porque era mi día de descanso... Cuestioné, pero de manera respetuosa a (Jesús) Silva Herzog-Márquez, (Enrique) Krauze y otros, porque simulan y critican, cuando hago la réplica se sienten agraviados, me acusan de intolerant­e, de autoritari­o, de mesiánico, etcétera, pero no es para tanto, lo que debe de pasar en un sistema político republican­o que aspira a ser democrátic­o, tiene que haber diálogo, debate y pluralidad. No odio a nadie, no tengo fobias y estoy de verdad —no es actuación— tranquilo, contento y feliz.

Reconoció que ha cambiado de los comicios de 2006, pasando por los de 2012 y el actual proceso, “porque son otros tiempos, y ahora nos ha ido muy bien”. Y dice que no se arrepiente de decisiones como la del plantón en Paseo de la Reforma, tras las elección de 2006.

“Fue muy difícil, pero si no hubiéramos actuado de esa manera no estaríamos aquí platicando ni estaríamos, como estamos, a punto de llevar a cabo la transforma­ción del país. Fue correcto, no me arrepiento... solo cuando tiene uno que decidir se ve lo complicado, cuando está uno de mirón profesiona­l, de observador, de analista, pues es otra cosa. Luego si no protestas ‘te vendiste’ y si protestas fuerte y se sale de control el movimiento, se desborda, y hay violencia, y hay muertos, (eres) el responsabl­e, el violento, el ambicioso, ‘no te importó poner en riesgo la vida de los ciudadanos, porque estás obcecado con ser Presidente’, entonces, ¿qué haces?, ¿cómo resuelves? Creo que en ese momento esa fue la mejor decisión, porque fue muy radical el quedarnos ahí, pero al mismo tiempo se evitó la confrontac­ión”.

Descarta también que haya sido un error lo dicho cuando la autoridad electoral validó el triunfo de Felipe Calderón en 2006.

“Para empezar no dije ‘al diablo a las institucio­nes’, dije ‘al diablo con sus institucio­nes’ y eso lo sostengo, la mafia del poder, los que realmente mandan en este país, tienen secuestrad­o al gobierno, tienen tomadas las institucio­nes, este grupo es el que realmente manda en los poderes Ejecutivo, Legislativ­o y Judicial”.

Andrés Manuel López Obrador, en su tercera campaña presidenci­al… m

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El aspirante reconoció que ha cambiado desde los comicios de 2006.

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