Balaceras narcas
La distribución y el consumo de las drogas han conllevado (desde siempre) la comisión de delitos y la alteración de las vidas comunitarias. Los centros escolares son lugares donde se induce la intoxicación creciente de jóvenes.
Aclarado ha sido que la balacera mortal en Ciudad Universitaria la forjó el narcomenudeo y no fue cometido por estudiantes. Aunque el consumo efímero y constante de estos intoxicadores crecientes no es raro.
De un par de muchachos integrantes de una banda de Raúl “N”, El Barbas, de 20 y 29 años, fueron las vidas tempranas cegadas por este mal que no tiene remedio pronto, al parecer.
La violencia en las cercanías de los recintos escolares no es del todo rara, no solamente en México, y la droga y su venta es lo estimulante que lleva inseguridad y miedos doquiera. En Naucalpan, Estado de México, asesinaron a tres sujetos, también ahí por discusión entre narcomenudistas.
Asunto viejo, junto con el mal mayor del alcoholismo, el acoso es también muy abundante. Hay recursos malignos como la oferta inductora de un toque gratuito con el afán de que se pueda volver hábito. La indagación y freno del asunto lleva a distintas conclusiones y propósitos.
La defensa presunta para evitar muertos y heridos en los centros escolares ha llevado a extremos, como lo acaba de proponer el imbecilizado pato Donald Trump. Entre otras idioteces, acaba de hacer una propuesta, como mucho de lo suyo, absolutamente imbécil: armar y entrenar a profesores para, según el idiotizado gobernante, tener recursos para defender y volver policías, con armas ocultas, a profesores.
Los males sociales en todas partes, el cambio y confusión en el sentido de la vida humana da lugar, como en todos los tiempos, a las violencias generacionales. En Estados Unidos de América ha habido una creciente protesta para frenar y casi inhibir la pretensión de enfrentar una especie de guerra civil que el narcotráfico impone en muchas partes del planeta.
A pesar del incidente en la UNAM, en CU, y en otras de sus escuelas, no es común que haya enfrentamientos mortales entre estudiantes y profesores. Pero la inseguridad y la criminalidad ubicua han dado lugar a que se ponga atención a la plaga de la drogadicción incipiente.
La fiscalía de Coyoacán inició indagatoria por homicidio doloso y elementos de la Policía de Investigación revisaban videos de cámaras para tratar de identificar a los probables responsables. Como la comisión de delito fue en un periodo menor de 24 horas, éste es una alerta para atender permanentemente el problema.
Serán los propios estudiantes y profesores, los trabajadores, quienes podrán no solamente vigilar, sino denunciar a esta endemia internacional. M