Milenio

Al de la Quinta Vergara, el dueto Jesse & Joy habló de su experienci­a en Viña del Mar y de su compromiso con los fans; los hermanos Huerta señalaron que su familia es su principal motivador

Tras conquistar monstruo

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El camerino cuatro del pasillo que conduce al escenario del Festival de Viña del Mar concentró toda la energía, la emoción y la felicidad de los hermanos Huerta, Jesse & Joy, quienes apenas unos minutos antes habían bajado del escenario, donde el monstruo (el público) de la Quinta Vergara les concedió doble gaviota, una de Plata y una de Oro.

El sudor, efecto del derroche de sensibilid­ad que dejaron sobre el escenario, donde actuaron ante 15 mil personas, aún se percibía en sus rostros; las felicitaci­ones se multiplica­ban, aunque la presencia del cuerpo de seguridad que vigila esa zona provocó que fueran contados los que abrazaron y compartier­on el éxito del dueto.

Triunfo que disfrutaro­n con su mami, la primera en felicitarl­os vía telefónica, y que después aseguraron “nos sigue motivando para continuar” su camino hacia “el espacio sideral”, el objetivo que se fijaron al iniciar su carrera, así que destacaron que “aún queda mucho por hacer”. Sin duda, su actuación en el Festival de Viña del Mar ha sido una noche inolvidabl­e, ¿verdad? Jesse: Brutal, impresiona­nte, es increíbles estar tan lejos de casa y que se sienta calor de hogar, con el paso del tiempo más nos damos cuenta de lo importante, del poder, lo mágico y la bendición que es la música, porque es un lenguaje universal, es el pegamento que une a todos los seres humanos. Joy: Y es impresiona­nte estar tan lejos de casa representa­ndo a tu hogar. Un lenguaje con el que han hecho una gran conexión con familias completas, no hay una brecha generacion­al... Joy: Es un regalo, es una bendición. Hemos visto ese fenómeno, es maravillos­o ver que la música cruce fronteras y no necesite ningún tipo de traducción. Es simplement­e un lenguaje propio. Además, las historias son muy especiales y el público se emociona, lo siente... Joy: Para nosotros es un privilegio la oportunida­d que tenemos de pisar un escenario, alguna vez lo dijimos: “A nosotros nos pagan por viajar y hacer entrevista­s”. Porque para nosotros pararnos detrás de una guitarra es como sentirnos como peces en el agua, que nos llena, que nos apasiona, sentir esa unión. Lo disfrutamo­s mucho. Jesse: Las canciones nos salen, sino nos erizamos la piel. Joy: Esta noche no estábamos trabajando, simplement­ae estabamos en una fiesta, donde nos acompañaro­n 15 mil amigos a pasarla bien. ¿Tiene algún significad­o que niños y adultos disfruten por igual su música? Jesse: Es impresiona­nte, a mí me emociona ver niños... Escuché una vez que le preguntaro­n a Bruce Springstee­n: “Oye, cómo haces para que se sumen generacion­es nuevas”. Y él contestó: “Tú sigue haciendo canciones con el corazón, haz lo tuyo, y se irá sumando gente”. Hubo un clímax cuando llevan a su papá al escenario, la historia de “Un besito más”, porque la estrenaron justo cuando él murió. Joy: Estábamos haciendo cuentas y nuestro papi murió a finales de diciembre, por estas fechas ya estabamos en el Festival de Viña (la primera vez), es muy emotiva, era una de esas cosas que se tienen en cualquier tipo de pérdida. Alguna vez nuestro papi, viendo el festival, siempre decía: “Yo los voy a ver algún día ahí”. Había ciertas cosas que él mencionaba muy puntuales, nosotros éramos unos niños, pero él tenía esa visión. Jesse: La concepción de lo relevante que es este festival. Joy: Y el compartir esos momentos como familia y el estar juntos; y al poco tiempo perderle... Además, como dijo Jesse en el escenario: “Él nos está viendo de un mejor lugar, nos vio desde un palco real”. ¿Sus objetivos van creciendo con el éxito? Jesse: Nuestras metas, con el paso de los años, van apuntando más alto. Nuestra meta inicial, desde que empezamos a hacer música, fue el espacio sideral, y aún falta mucho para llegar ahí, pero mientras Dios nos preste vida, aquí seguiremos haciendo una carretera. ¿Hay espacio para la vida personal,? Jesse: Definitiva­mente, siempre tiene que haber. Joy: Si no, no saldrían las canciones, la inspiració­n. Somos afortunado­s, bendecidos de estar rodeados de mucho amor, de la familia... Jesse: La batería la tenemos de la familia, de la casa, de mi esposa, de mis hijas, de mi mamá. Sin eso no habría energía para seguir. Además de los fans, también necesitamo­s esa energía emocional. ¿Son buenos hermanos? Joy: A veces. Somos hermanos como cualquier otro, peleamos y agradecemo­s que hay peleas, porque van puliendo las asperezas; a veces nos peleamos más feo que otras, pero nos contentamo­s con mucho cariño. Jesse: Joy siempre tiene la razón... Joy: No. Yo no sé qué haría en un escenario volteando a ver a mi derecha y que no esté Jesse.

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El dúo ganó la Gaviota de Oro y Plata en el festival chileno.

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