NO PUEDEN CON LAJUD
EL AMÉRICA LO INTENTÓ DE VARIAS MANERAS Y AL FINAL SE TUVO QUE CONFORMAR CON EL EMPATE SIN GOLES, PUES SE TOPÓ CON UN TIJUANA DEFENSIVO QUE SE ENCOMENDÓ A LA GRAN NOCHE DE SU PORTERO
Dice una máxima del futbol que siempre es más fácil destruir que construir, que es más fácil jugar a resguardarse aunque eso vaya en contra del espectáculo. A eso vino Tijuana al estadio Azteca, los Xolos dejaron claro el porqué son la mejor defensiva. Asumieron que no son un equipo que pueda competir de tú a tú con América. Se olvidaron de atacar y enfocaron toda su energía en que su portería no tuviera daño. Y ahí apareció Gibrán Lajud, para convertirse en la figura del juego y tapar todo lo que le llegó. El 0-0 final fue obra suya.
El partido fue un ejercicio de persistencia para las Águilas, porque Tijuana optó por concentrar efectivos en su parcela, cerró los caminos e imposibilitó el juego azulcrema por las bandas que tanto le ha dado resultado.
Además, el cuadro de Coapa echó de menos el vértigo de Cecilio Domínguez, el paraguayo es uno de los jugadores más puntillosos que tiene Miguel Herrera en este momento, pero ayer el Piojo quiso darle confianza a Andrés Ibargüen, el colombiano, fue voluntarioso, pero poco efectivo, no generó un solo desborde por su banda.
También se extrañó la llegada desde la segunda línea que le suele dar Mateus Uribe, un tipo que no solo imprime músculo en el centro del campo, sino que también es capaz de pisar el área con sentido. Anoche no jugó por las cuatro amarillas que tenía y porque estaba en riesgo su participación en el Clásico Nacional contra Chivas de la siguiente semana. Si bien William da Silva es un tipo aplicado en la cintura del equipo, no tiene ese olfato del colombiano para llegar a terrenos donde se huele el gol.
Y es que América fue un equipo de buenas intenciones, pero malas ejecuciones, le costó sobre manera el tránsito en la última zona, Renato Ibarra buscó ser ese tipo que agitara el partido, pero el ecuatoriano se encontró con mucho tráfico por la banda derecha.
Algo similar ocurrió con Jérémy Ménez, el planteamiento defensivo de los fronterizos obligó al francés a salir de la zona en la que más peligro puede generar, trató de ser el satélite del equipo, pero dejaba solo a Oribe en el eje de ataque.
Sin poder elaborar una jugada clara de gol, tampoco fue la noche en la que pelota parada le pudiera arrojar un saldo positivo al conjunto azulcrema, aunque sí fue lo que lo llevó a estar más cerca de encontrar algo de peligro en dos remates que se fueron desviados en el primer lapso.
A Tijuana no le incomodaba estar dominado ni ceder la iniciativa, los Xolos vivían tranquilos, no en vano llegaron al Azteca con la etiqueta de mejor defensiva, su plan se basó en destruir y no en construir, porque en las tareas de ataque solo destinaban a Juan Lucero.
América era muy predecible, el hecho de no contar con un jugador que cambiara el ritmo le daba poca profundidad y hubo momentos en los que se contagió del ritmo cansino que imponían los visitantes. El candado de Diego Cocca no cedía y cuando era necesario se recurría a la falta que cortara cualquier avance que pudiera ser riesgoso.
No se aceleraba el conjunto local, no había nadie que tocara arrebato y la dinámica del partido, lejos de crecer vino a menos, tanto que se hizo un encuentro digno de receta para los que sufren de insomnio. El primer paso para cambiar esta situación lo dio Miguel Herrera, el entrenador americanista movió sus piezas, si Tijuana no causaba peligro no valía la pena seguir jugando con cuatro defensores, así que sacó del banco a Henry Martín, era el momento de poner más gente de características ofensivas, para buscar que alguno abriera el ostión tijuanense.
Se aceleró América y logró cuadrar una buena jugada que despertó a los aficionados, Ménez se asoció con Martín y éste encontró a Oribe, el capitán azulcrema hizo un recorte y picó
la pelota con la pierna derecha, la bola llevaba dirección de gol y buena altura, pero Lajud se estiró y logró rasguñar el cuero para evitar la caída de su marco.
Tijuana no variaba ni un ápice, todo el bloque en campo propio, hasta sus once jugadores por detrás del balón, todos pegados a algún americanista y todos con la mirada clavada en la pelota. Siempre hubo una pierna que desviara la pelota del objetivo americanista.
El Piojo de nuevo hizo lo que le tocaba por agitar a su equipo, echó mano de Cecilio, el paraguayo entraba al campo para buscar que su desequilibrio fragmentara el muro de Tijuana.
Estuvo cerca América cuando Oribe puso una pelota que Ménez bajó con la cabeza para Henry, el yucateco la controló y se batió mano a mano con Lajud, el portero le ganó el duelo al atacante, porque contuvo su tiro con el pecho. Los Xolos resistían y era cuestión de que a las Águilas no les ganara la ansiedad, que mantuvieran la presión esperando una chispa de lucidez.
Volvió a rozar el gol Oribe en una acción en la que Ménez le cedió la pelota, el capitán americanista le pegó con la izquierda buscando en ángulo, pero la pelota no tomó el efecto deseado y de nuevo se ahogó por la línea final. Lajud volvió a negarle el gol a los azulcrema al detener un tiro de media distancia de William y luego otro de Joe Benny Corona y también un cabezazo de Bruno Valdez. Con apremio, pero Tijuana logró apaciguar a las Águilas.
No pudo ser, las Águilas quisieron, pero no pudieron, lo buscaron, pero no estuvieron fino en el remate, aunado a que los
Xolos redoblaron esfuerzos para evitar alguna sorpresa en el final. Aunque casi dan la campanada en un cabezazo de Pablo Aguilar que salvó Marchesín, hubiera sido mucho premio para tan rácana propuesta. América sigue líder, mantiene su condición de invicto, la siguiente semana toca Chivas, un Clásico que irá tomando color y sabor en la semana.