L’OSSERVATORE ROMANO
Monjas católicas dan testimonios de explotación
El diario del Vaticano L’Osservatore Romano, en el suplemento mensual dedicado a las mujeres en el contexto de su día mundial, realizó una radiografía incómoda de la posible violencia laboral contra quienes son la fuerza principal de la Iglesia católica a escala mundial: las religiosas.
De acuerdo con las estadísticas eclesiales, en 2016 había más de 682 mil religiosas en los cinco continentes dedicadas a todo tipo de labores en hospitales, asilos y albergues, así como en las casas de obispos y cardenales o en las parroquias.
En la revista Mujeres Iglesia y Mundo, además de presentar el rostro que ocultan las religiosas, también analiza la situación de millones de mujeres en el artículo “Trabajo Doméstico Socioculto”, de Silvia Pérez, en el que se destaca que “tienen una mayor carga en el trabajo doméstico no remunerado y en el cuidado familiar, por eso las mujeres tienen menos tiempo para trabajar de manera formal”.
De acuerdo con el artículo, las monjas tienen menos oportunidades de crecer en sus carreras, profesión o empleo. Lo que las hace más pobres. “La pobreza es sexista. La brecha salarial es el síntoma de una enfermedad profunda del sistema y las obliga hace trabajos precarios, que son peores pagados. Por lo tanto, tienen menos oportunidades de crecer en sus carreras”, señala.
En otro artículo titulado “El trabajo casi gratis de las monjas”, Marie-Lucile Kubacki, periodista en temas religiosos, entrevistó a varias religiosas, quienes usaron pseudónimos y denunciaron las condiciones sociales y económicas en las que realizan sus labores a las que fueron asignadas.
Lo que declaran
Las religiosas expusieron que la mayoría no tiene salario o es muy bajo; no son reconocidas como pares ni se les permite ejercer oficios para los que están capacitadas.
Sor Paula comentó: “Conocía a hermanas que habían servido durante 30 años en una institución de la iglesia y que cuando enfermaron ningún sacerdote a los que sirvieron fue a verlas”.
Y se cuestiona cuando la congregación pone a disposición a una monja que ha sido pedida y que, cuando se enferma, es devuelta a la congregación que tienen otra lista para enviar. “Como si fueran intercambiables”.
Muchas de las religiosas no tienen contratos formales con los obispos, las escuelas, parroquias o congregaciones para las que trabajan, por lo que “le pagan poco o nada”.
En otro testimonio, sor Cecilia dice que “las monjas somos vistas como voluntarias que estamos dispuestas a atender cualquier pedido, lo que “da lugar a abusos de poder”
De las religiosas entrevistadas muchas guardaron silencio. Y otras, revelaron que toman tranquilizantes para soportar la frustrante situación. Sin embargo, hay otras que manifiesta no ver ningún problema.
Les dedican reunión
La Pontificia Comisión para América Latina (CAL) informó que celebrará su Asamblea Plenaria del 6 a 9 de marzo en la reflexionará sobre “La mujer, pilar en la edificación de la Iglesia y de la sociedad en América Latina”.
El tema fue elegido después de las palabras que el papa Francisco dirigió a 60 Obispos de Latinoamérica reunidos por el Celam en Bogotá: “¡La esperanza en América Latina tiene un rostro femenino! Es un serio deber comprender, respetar, valorizar, promover la fuerza eclesial y social de cuanto realizan, porque sin las mujeres la Iglesia del continente perdería la fuerza de renacer continuamente”.
En un comunicado de prensa, la CAL destaca también las palabras del pontífice durante su visita a Perú en enero de este año sobre las mujeres, en las que destacó las arraigadas situaciones de injusticia que todavía sufren a causa del “machismo” en la región. “Sea porque quedan abandonadas como madres que solas tienen que cargar con el cuidado, sostén y educación de sus hijos, sea por las odiosas discriminaciones que sufren en ámbitos laborales, sea porque sobre ellas se descargan especialmente las condiciones de pobreza e indigencia e incluso de todo tipo de violencias, que llegan hasta los muy numerosos casos de feminicidios”, señaló. M