Milenio

El PRIAN ha muerto… ¡Pero, nace el PRIMORE!

- ROMÁN REVUELTAS RETES revueltas@mac.com

Es evidente que Anaya y los del PRI no comparten ya el propósito de constituir otra “mafia del poder” para seguir gobernando a sus anchas. Digo, el aspirante panista a la presidenci­a de la República ha avisado de que Enrique Peña pudiere acabar con sus huesos en la cárcel por poco que la futura Fiscalía de la nación —así de independie­nte y autónoma como va a ser— meta las narices en sus transaccio­nes y llegue a probar que el hombre cometió gravísimos delitos. Exagera un poco, el joven maravilla, al profetizar castigos desde ya, siendo que compite meramente para llegar a jefe del Ejecutivo: o sea, que si gana la carrera, no tendrá de todas maneras atribucion­es para dictar los procederes del Poder Judicial. Pero, caramba, la advertenci­a es muy clara y muy poco amistosa, qué duda cabe (y, claro, nos falta todavía ver a las huestes del candidato blanquiazu­l bramando “Lock him up! Lock him up!” en los mítines de la próxima campaña: un detallito, nada más).

Pero, entonces ¿cómo se sienten los priistas, qué piensan, qué van a hacer? Por lo pronto, deben intentar que su candidato sobrepase al otro en las preferenci­as de los votantes. Si Anaya cae a ese tercer lugar que ocupa actualment­e José Antonio Meade, entonces las elecciones no estarán aún ganadas pero podrán respirar tranquilos porque Obrador, que anda en plan desaforada­mente perdonavid­as, no va a enjaular a nadie ni a exigir cuentas ni a tomar venganza por agravios pasados, así sea que en su momento denunciara que le robaron la presidenci­a perpetrand­o el mentado “fraude”. Ahora bien, el tema es complicado: el populacho está enardecido y colérico. La plebe (de este término se deriva plebiscito y ahí nadie dice nada ¿verdad?) no sólo ha dejado de amar al PRI sino que su resentimie­nto es tan descomunal que Meade, llevando los colores del partido, no podrá en momento alguno aparecer más que como el representa­nte directísim­o del denostado “sistema”.

Queda, luego entonces, una segunda opción: que gane Obrador. El plan se implementa­rá cuando el PRI, sin posibilida­d alguna ya de ganar, se haya visto obligado a quemar las naves. Allí nacerá el PRIMORE, la nueva mafia. No me digan que no es un escenario primoroso. M

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