Arranca la feria de arte más extensa del mundo
Tefaf presenta 30 mil obras de 275 galerías de todo el mundo; cada pieza pasó 200 filtros
Entre las más de 30 mil piezas expuestas por 275 galerías, Tefaf, la feria de arte y antigüedades de Maastricht, presenta este año obras de Picasso, Miró y Sorolla, autores de algunos de los lienzos más cotizados en esta cita.
Buscar en este encuentro, abierto desde ayer a los profesionales y hoy al público, es irresistible para los amantes del arte, entre los que se encuentran los directores de los grandes museos, que acuden a esta feria en busca de nuevas piezas para sus colecciones.
Es una cita conocida por la exigencia de su comité —cada pieza pasa un filtro de 200 expertos— y por la inversión que supone para los galeristas, pero es un costo que resuelve a muchos las ventas de todo el año y aporta un gran prestigio en el mercado.
Maastricht, que atrae cada año a 75 mil personas, busca mantener su fortaleza como capital mundial del arte con un evento único en su extensión —33 mil metros cuadrados— que abarca todos los periodos y expresiones artísticas, en las que no faltan la joyería ni los muebles.
Destaca la presencia de Pablo Picasso, con dibujos, esculturas, cerámicas y lienzos expuestos por diversas galerías, incluida una obra de juventud, Retrato de un hombre barbudo (1895), de su época academicista, que pintó con 14 años cuando visitó por primera vez el Museo del Prado.
Lejos de esos trazos están los que imprimió en Les Dormeurs (1965), un gran óleo colorido de su época final, dos cuerpos desordenados y semidesnudos sobre fondo verde, que expone la galería canadiense Landau Fine Art, que la vende por 29 millones de euros.
En la misma galería lucen también un imponente Miró, Mujer soñando la evasión (1945), a la venta por 22 millones, y un Magritte, La corde sensible (1960), que apareció en el circuito artístico solo en 2003.
Junto a estas obras irrumpe la majestuosa selección de Hammer, que celebra 90 años de vida con 74 lienzos valorados en 90 millones de euros, firmados por Renoir, Van Gogh, Matisse y Dufy, entre otros.
También destacan un Chagall, L’air bleu, de 6.7 millones de euros, y un Picasso, Mujer y niño, de 4 millones, del galerista austríaco Thomas Salis, y el Monet de Richard Green, Plage et Falaises de Pourville, de 6.6 millones, según indicaron los galeristas, a menudo reticentes a hacer públicos los precios de sus obras.
El surrealismo de Dalí irrumpe en el apartado dedicado a la alta joyería, con un anillo de oro, diamantes y rubíes diseñado por el artista catalán en 1950 a imagen de su lienzo Retrato de una mujer apasionada, que pintó cinco años antes.
Tampoco puede pasar desapercibida la escultura de bronce Torso de una mujer en cuclillas, realizada por Camille Claudel entre 1887 y 1913, y que es el reflejo de la destructiva relación que la artista sostuvo con Auguste Rodin, con quien trabajó durante varios años, o el reloj Bulgari, obra maestra de barroco alemán elaborado en marfil, que perteneció durante dos siglos a la familia Rothschild.
Un viaje que pasa por grabados de Rembrandt, dos autorretratos de 1636 y 1648, esculturas egipcias del 1100 a. C., máscaras y figuras tribales y dibujos de Gustav Klimt, Egon Schiele, Yves Klein y Le Corbusier.
Una lista infinita de obras que abarca también a Giacometti, Van Dijk, Canaletto, Andy Warhol o Tàpies, que hacen de esta feria un gran museo abierto. m