Agustín Gutiérrez Canet
Un gobierno impopular que fenece tiene prisa por malbaratar intereses nacionales, con tal de salvar intereses personales y mantener el TLCAN a cualquier costo
La reciente visita a México del consejero de Donald Trump, Jared Kushner, puso otra vez en evidencia el fracaso de la estrategia seguida por el gobierno de Enrique Peña Nieto en la relación con Estados Unidos.
A cada traspié le sigue uno y otro, actúa sin recapacitar, sin ánimo de corregir errores, como si nada hubiera pasado.
Un gobierno impopular que fenece tiene prisa por malbaratar intereses nacionales, con tal de salvar intereses personales y mantener el TLCAN a cualquier costo.
Peña Nieto debe estar frustrado: dos viajes a Washington cancelados, después de aguantar chantajes y amenazas.
No quisiera pasar a la historia como el presidente mexicano que nunca entró a la Casa Blanca de Trump, después de haber sido el único presidente extranjero que lo invitó como candidato.
Un presidente se disminuye cuando recibe al asesor de un colega. ¿Acaso ahora Trump recibirá en la Oficina Oval a un asesor de Peña Nieto?
Le corre prisa al gobierno mexicano por firmar acuerdos con Trump, como efecto mediático, para favorecer a su candidato José Antonio Meade, elevar la imagen del presidente y reivindicar a su canciller Luis Videgaray.
Hagamos un recuento de los fracasos en la relación con Estados Unidos:
1. El gobierno mexicano pasó por alto el principio de no intervención al injerir en la pasada elección presidencial estadunidense.
Nunca un primer mandatario había invitado a un candidato extranjero. Así, México favoreció a un candidato en detrimento del otro, con el fallido propósito de convencerlo a cambiar su postura antimexicana.
2. El secretario Luis Videgaray ignoró el principio de reciprocidad en las relaciones internacionales, regla de oro de la diplo- macia, sin ponderar sus consecuencias.
Al haber gestionado la invitación al candidato Trump, éste tiene la libertad de invitar a la Casa Blanca a un candidato mexicano, en reciprocidad.
Supongamos que el impredecible Trump invite a la Casa Blanca al candidato Ricardo Anaya para ayudarle en su campaña, por las razones que sean, y anuncie en su presencia la cancelación del pago del muro o la regularización de los dreamers o la firma del TLCAN, ¿qué va a decir Videgaray?
Saco a colación este hipotético caso, pero no imposible, como reductio ad
absurdum, con el fin de evidenciar lo peligroso que fue invitar al candidato Trump por parte de Peña Nieto.
3. El secretario de Relaciones Exteriores ha marginado los principios para favorecer el pragmatismo.
Sabe que las relaciones personales, directas y fluidas son más eficaces que los canales diplomáticos, burocráticos y lentos. Con Kushner se entiende. Ambos gozan del poder que les confiere cada uno de los presidentes, hablan el mismo lenguaje, carecen de experiencia diplomática.
Pero, ¿de qué ha servido el pragmatismo si Trump sigue amenazando a México con pagar la construcción del muro, expulsar a indocumentados y eliminar el TLCAN?
A Videgaray le urge salvar la cara con la ayuda del debilitado Kushner y viceversa. Son cómplices en la desesperada necesidad de dar un golpe espectacular de escena, que demuestre el éxito de sus fatigas. Pero les queda poco tiempo. Un funcionario mexicano reveló a
The New York Times del 7 de marzo la prisa del gobierno por cerrar tratos con Trump, antes de la elección presidencial:
“México y Estados Unidos han estado trabajando en más de una docena de acuerdos bilaterales de cooperación policial en el combate al narcotráfico, desarrollo económico para Centroamérica y seguridad fronteriza, entre otros asuntos”.
Agregó: “Había planes para anunciar esos acuerdos durante la visita de Peña Nieto a Washington, pero ahora que ha sido cancelada, funcionarios de ambos gobiernos se apresuran para ver si pueden salvarlos antes de las elecciones de México en julio”.
El mexicano fue sincero: “Literalmente ésta es la última oportunidad para que ambos gobiernos cierren los tratos y lo hagan rápido. Ustedes tienen mucho tiempo, nosotros no”. “Veremos qué podemos salvar”, subrayó.
4. Es preocupante la prisa del gobierno de Peña Nieto en tratar de atar al próximo gobierno en asuntos de seguridad, migración y comercio, en los que está en juego la soberanía de México.
Tienen prisa por firmar acuerdos con Trump sin consultar al Senado, sin informar a la opinión pública, sin recabar consensos políticos. Nada se sabe. Quieren hacerlo pronto y amarrado, como hecho consumado antes del 1 de julio.
Con tal de tomarse la foto en la Casa Blanca, Peña Nieto está dispuesto a permitir que policías armados estadunidenses se embarquen en territorio nacional en vuelos internacionales con destino a Estados Unidos, tal como José Antonio Meade aprobó cuando fue canciller que porten armas agentes estadunidenses en aduanas mexicanas.
Un Estado que es incapaz de ejercer su primordial función de garantizar la seguridad pública de sus ciudadanos, y se permita habilitar a otro esa responsabilidad, es inaceptable.
El entreguismo se define como la tendencia a entregar los intereses patrios a intereses extranjeros.
El triunfo del entreguismo dependerá de quien resulte electo próximo presidente de México:
Meade garantiza la continuidad, Anaya no dice nada, y López Obrador advirtió que va a revisar la cooperación de seguridad con Estados Unidos para establecer certidumbre y reglas claras.
Rechacemos el entreguismo.