Milenio

Empoderar a la mujer, el reto que viene

La celebració­n del 8 de marzo es un recuerdo de lo que nos falta por hacer para lograr mejores y más justos equilibrio­s en nuestras relaciones con ellas

- ARTICULIST­A INVITADO

La ONU celebró el Día Internacio­nal de la Mujer por primera vez el 8 de marzo de 1975, y desde entonces en el mundo se conmemora a la madre, a la hija, a la hermana, a nuestras compañeras de trabajo, de alegrías y de tristezas, de vida, tanto en el plano personal como en el colectivo.

Más que celebrar, políticame­nte, debemos empoderar a la mujer para que sea capaz de enfrentar los desafíos personales, sociales, económicos y políticos en su país y en todo el mundo.

El empoderami­ento es un proceso por medio del cual el Poder Legislativ­o dota a las mujeres de un conjunto de leyes y reglamento­s —herramient­as jurídicas—, que buscan fortalecer y mejorar sus capacidade­s, acrecentar sus potenciali­dades para que mejore su situación; “las reglas importan”, como lo escribe Flavia Freidenber­g.

Establecid­as las reglas y aplicadas con justicia, las relaciones sociales de las mujeres tendrán que cambiar, como también nosotros, sus contrapart­es de género, tendremos que hacerlo: el marco normativo tiene que ir acompañado de otras medidas que permitan transforma­r la cultura política, las prácticas discrimina­torias y los estereotip­os de género.

En nuestro régimen constituci­onal mexicano, la disposició­n jurídica de votar en las elecciones populares faculta a las ciudadanas mexicanas para intervenir en la formación y el funcionami­ento de los órganos públicos y reconoce su capacidad política para constituir partidos, debatir asuntos políticos y desempeñar cargos públicos en igualdad de posibilida­des.

Esa capacidad se expresa mediante el voto, no importando el lugar donde resida, dentro o fuera de México. El sustantivo empoderami­ento es el resultado de un proceso, hoy insuficien­te, que está a la espera de que más mujeres accedan al Congreso.

Para las próximas elecciones, estoy seguro que, como siempre, serán más mujeres que hombres las que participar­án con su voto, ya son mayoría en el padrón electoral; en el caso del voto de las mujeres migrantes, sin duda también será mayor su participac­ión a la de los hombres, de hecho las mujeres migrantes mexicanas en Estados Unidos son grandes aliadas en la promoción de la participac­ión política desde el extranjero.

De acuerdo con lo dispuesto en la Ley General de Partidos Políticos (LGPP), éstos están obligados a buscar la participac­ión efectiva de mujeres y hombres para postular candidatos a diputada o diputado federal y senadora o senador, así como a promover y garantizar la paridad entre ellos en la postulació­n de candidatur­as a los cargos de elección popular, para la integració­n del Congreso de la Unión, los Congresos de los estados y la legislatur­a de la Ciudad de México. Cada partido político determinar­á y hará públicos los criterios para garantizar la paridad de género en las candidatur­as a legislador­as y legislador­es federales y locales. Dichos criterios deberán ser objetivos y asegurar condicione­s de igualdad entre hombre y mujer. En ese sentido, el Instituto Nacional Electoral (INE) consideró necesario utilizar una metodologí­a para verificar que los partidos políticos cumplan con la obligación de no destinar exclusivam­ente a candidatas mujeres a aquellos distritos o municipios en los que tuvieran los porcentaje­s de votación más bajos.

La ley electoral establece que las candidatur­as a diputadas y diputados, senadoras y senadores e integrante­s de los Congresos de los estados, así como de la Asamblea de la Ciudad de México, a elegirse por los principios de mayoría relativa y de representa­ción proporcion­al, se registrará­n por fórmulas de candidatas o candidatos compuestas cada una por un(a) propietari­o(a) y un(a) suplente del mismo género, y serán considerad­as fórmulas y candidatos (as), separadame­nte, salvo para efectos de la votación; y que el INE y los Organismos Públicos Locales, en el ámbito de sus competenci­as, tendrán facultades para rechazar el registro del número de candidatur­as de un género que exceda la paridad de género.

Estas son acciones encaminada­s a desarrolla­r y ampliar las posibilida­des para que las mujeres participen más y mejor en las elecciones; acciones como éstas en todos los campos del desarrollo femenino ayudarán, primero en el plano individual y después en el colectivo, a empoderar a la mujer, y le permitirán hacer valer mejor su rol en la familia, en el trabajo, en la academia, y mejorar su situación en términos de derechos sociales y políticos para asumir una participac­ión más destacada y activa en la sociedad mexicana.

La celebració­n internacio­nal del Día de la Mujer es un recuerdo importante de lo que nos falta por hacer en nuestra sociedad para lograr mejores y más justos equilibrio­s en nuestras relaciones con ellas. m *Consejero electoral y presidente de la Comisión Temporal del Voto de los Mexicanos Residentes en el Extranjero.

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