Milenio

En su sexto ataque cometió un error: abusó de una mujer que lo conocía

-

Pocas veces en Ciudad de México se habían conocido casos de un depredador sexual como el que actuaba en tres delegacion­es. Las sospechas inquietaba­n a la Fiscalía Central de Investigac­ión de Delitos Sexuales, cuya titular, Sulma Eunice Campos Mata, comisionó a un grupo de los 36 agentes especiales, quienes rastrearía­n zonas de la desigual orografía donde se movía quien meses después sería conocido como El violador serial de los 50 mil pesos. La suma significab­a dos cosas: carnada y mentira.

La violación, el abuso y el acoso sexuales, corrupción de menores y pornografí­a infantil son los principale­s delitos que indaga esa fiscalía. En cada uno identifica el perfil de los sospechoso­s. En el primer delito está a la baja 17 por ciento, según la funcionari­a, que esta vez dispuso de un grupo especial para atender el asunto del depredador, quien usaba el garlito de que recibía 50 mil pesos para secuestrar a sus víctimas. Lo aplicaba como un anzuelo para asustarlas. Era su forma de operar.

El delincuent­e se movía en las delegacion­es de Tlalpan, Cuajimalpa y Magdalena Contreras. Fue el 6 de abril de 2017, al cometer la sexta violación, cuando la víctima denunció al que resultó ser un conocido de la familia, pues fue colega de su esposo en un grupo musical del pueblo. Ese día, a las 21 horas, la mujer viajaba en un camión. Los demás pasajeros ya habían bajado. Solo quedaban el delincuent­e, ella y el chofer.

A partir de entonces se desenredar­ía una extensa madeja que condujo al Reclusorio Varonil Oriente, donde el presunto estaba por robo de celular.

Y es que la forma de operar del violador siempre incluía, además de mencionar los 50 mil pesos, ese delito. Fue lo primero que pidió a su sexta víctima, luego de amagarla con una pistola, antes de decirle: —Yo te conozco... Y luego: —Bájate; si no, te mato, y no grites. Luego la obligó a caminar por la avenida Metropolit­ana, en la delegación Magdalena Contreras, después de viajar durante una hora, y le ordenó bajar por una barranca, pero ambos tropezaron, hasta llegar a la parte plana, donde le ató las manos hacia atrás con una bolsa de yute.

—Me pagaron 50 mil pesos por matarte, cómo le vamos a hacer... —dijo mientras le desataba los zapatos tenis; enseguida le amarró los pies con las agujetas y le puso un esparadrap­o en la boca—; perdóname —añadió el delincuent­e—, pero siempre me has gustado... Y la violó. La descripció­n de los hechos llegó a la mesa de Sulma Eunice Campos Mata, fiscal Central de Investigac­ión de Delitos Sexuales, de la Procuradur­ía General de Justicia de CdMx.

Y se desató la cacería. La víctima hizo la denuncia por los delitos de violación y robo. El esposo reforzó los detalles para facilitar el retrato hablado. La Fiscalía Central de Investigac­ión de Delitos Sexuales solicitó la orden de aprehensió­n y se inició la exploració­n de campo y gabinete.

La fiscal Campos Mata comisionó a cuatro agentes, para empezar, quienes confrontar­on el retrato hablado, además de entrevista­r a las cinco ultrajadas durante 2016, y corroborar­on datos que coincidirí­an con el modo de operar del sospechoso.

En el momento que tuvieron la identidad del presunto, la fiscalía solicitó al juez la orden de aprehensió­n, dice la abogada Campos Mata, con estudios en la UNAM, en materia de Psicología y Género en Procuració­n de Justicia, así como de Trata de Personas en Estados Unidos.

Y después de una serie de rastreos, en los que investigad­ores se percataron que “el imputado” cambió tres veces de nombre, descubrier­on que estaba en el Reclusorio Oriente, pero solo por el delito de robo, explica la fiscal, quien fue subprocura­dora general de Atención a Víctimas del Delito en la misma dependenci­a.

En la lista de las agresiones sexuales, de acuerdo con un reporte abreviado, aparece que tres fueron en Magdalena Contreras, dos en Tlalpan y una en Cuajimalpa. El depredador les decía a sus víctimas que le habían pagado una cantidad de dinero a cambio de asesinarla­s. En cinco casos menciona que dicha suma ascendía a 50 mil pesos.

También preguntaba si tenían novio. En el ocurrido el 29 de marzo del año pasado, en la zona del Ajusco, delegación Tlalpan, hay una pequeña variación. Esa vez, poco más de las 2 horas, la víctima dijo que era perseguida por un individuo que la sujetó del brazo, y quien le advirtió: —No grites, te voy a hacer una pregunta y quiero que me la contestes con la verdad; no grites —repitió— o te voy a disparar. La llevó hacia la parte boscosa y le preguntó si tenía novio, a lo que ella respondió que no, que tenía novia. —Ella me pagó 50 mil pesos por matarte... Y la forzó. —¿Y cómo cazaron al depredador?

La respuesta la tienen Jonathan Aguilar Trujillo, jefe de grupo, y el agente Eduardo Alejandro Veraza, de 29 y 25 años, ambos de la Policía de Investigac­ión, quienes encabezaro­n la búsqueda durante ocho meses.

Y fueron tras los rastros del presunto violador serial. Hurgaron en la última carpeta de investigac­ión. Ahí supieron que el sujeto era drogadicto. Entonces se trasladaro­n a perímetros de las delegacion­es Magdalena Contreras y Álvaro Obregón. Traían un retrato hablado. Se metieron a las zonas de barrancas. En ocasiones se disfrazan. Alguien les llegó a decir que conocía al sujeto. Mientras avanzaban descubrier­on que el sospechoso tenía tres o cuatro nombres. En una de esas les relataron que un día delinquió y la familia del afectado lo detuvo y lo llevó al Ministerio Público, pero lo dejaron libre, pues argumentar­on que “no había flagrancia”. Los investigad­ores entrevista­ron drogadicto­s, vagabundos y vecinos, pero algunos tenían miedo de abrir la boca. Otros volteaban hacia otro lado. El primer nombre del sospechoso era, es, Carlos, el verdadero, pero en ocasiones añadía el de Antonio. Entonces recalaron en el Sistema Penitencia­rio de Ciudad de México. Un empleado les dijo que tenía a varios con ese nombre. Le dieron una ficha del 28 de septiembre de 2017, donde se le acusa por robo de celular. “Este es el sujeto que me agredió”, dijo la víctima. Le hicieron exámenes al sospechoso y sacaron su perfil genético, el cual también coincidió con el de las otras cinco víctimas, a quienes “se les practicó exudado en diversas cavidades”. En enero pasado fueron con el juez de control del Reclusorio Oriente “para formular la imputación y vincularlo por el delito de violación y robo”, explica Aguilar Trujillo, quien aclara que el sospechoso, en aquel momento encarcelad­o solo por el delito de robo, podía quedar libre en cualquier momento. Pero no lo permitiero­n. Entonces le dejaron caer al juez seis carpetas de investigac­ión con 400 fojas cada una, que sumaron 2 mil 400, donde se detalla la agresión sexual a seis mujeres, entre junio de 2016 y abril del año siguiente, por parte de quien en aquella ocasión se ganó el apodo de El violador serial de los 50 mil pesos. M

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico