¡QUÉ CAMBIO!
DESPUÉS DE INICIAR TRABAJOS DE COACHING, EL CRUZ AZUL DE PEDRO CAIXINHA DIO SU MEJOR PARTIDO DE LA CAMPAÑA Y TERMINÓ POR ARROLLAR AL PACHUCA, MARCANDO TRES GOLES EN APENAS NUEVE MINUTOS
Aquel que haya visto el juego que Cruz Azul ofreció ante Pachuca (o al menos los primeros diez minutos) dudaría que se trate del mismo equipo que no había podido ganar como local esta temporada, que apenas llevaba un gol marcado en el estadio Azul y que en la tabla general solo registraba ocho puntos de 30 posibles, y por lo tanto ya parecía condenado a otro semestre sin Liguilla..
Pues bien, La Máquina de Pedro Caixinha ha gritado con fuerza; este conjunto ha demostrado que aún no está muerto y con esta goleada de 5-0 sobre Pachuca advierte que aún le queda amor propio para intentar colarse a la fase final. Habrá que ver si le alcanza o no, porque de que tiene futbol, pues es indudable que sí lo tenía por ahí guardado, y esos 10 minutos son prueba de ello.
MINUTOS DE INTENSIDAD
Y algo le pasó a este Cruz Azul que del desastre que había sido en las últimas semanas se convirtió en una verdadera Máquina de futbol. ¿Labor del coaching? ¿Vergüenza deportiva? ¿Amor propio? Lo que sea que haya pasado, liberó por completo al conjunto de Caixinha, al grado que brindó 10 minutos de gran futbol.
Porque así como Roberto Ríos Jácome dio el silbatazo inicial, los cruzazulinos se fueron con todo al abordaje. Presión alta y una obsesión por recuperar lo antes posible la pelota; por fin lucía como ese equipo intenso que tanto desea el portugués. Apenas iban tres minutos y Walter Montoya, a quien Pedro le volvió a dar la confianza en el once titular, se estrenó con la playera cementera.
El argentino recibió por sector izquierdo, aguantó la barrida de Francisco Alexis Peña, lo recortó y luego se acomodó para sacar un potente derechazo que dejó sin oportunidad a Alfonso Blanco. 1-0 Cruz Azul ya había hecho lo que tanto se le había complicado: marcar en su casa (hasta este partido solo llevaba un tanto en su estadio). Pero ahí no paró la exhibición celeste porque tres minutos después (7’) Édgar Méndez recibió una pelota de Montoya por la parcela derecha, encaró la débil marca de Emmanuel García, lo rebasó con facilidad, y sacó un centro al corazón del área que encontró a Felipe Mora, quien se había anticipado a Alexis Peña; el chileno impactó con zurda y puso el 2-0 en el electrónico. Cruz Azul era muy superior a un Pachuca totalmente extraviado. Los Tuzos dejaban muchos huecos en la mediacancha, Érick Gutiérrez y Jorge Hernández fallaban en las coberturas, mientras que la defensa colapsaba en cada arribo celeste.
Fue así que al minuto 9 apareció otra vez Montoya —muy decidido a dar su mejor juego desde que llegó a Cruz Azul— ahora por sector derecho; el argentino tomó el esférico desde terreno propio, fue avanzando metros, alzó la vista y puso un centro medido a la llegada de Ángel Mena, quien había dejado muy atrás a su marcador Raúl López. El ecuatoriano no dejó caer el esférico y lo impactó con la parte interna de su pie izquierdo, un gran gesto técnico para el tercer tanto de La Máquina.
El equipo de Pedro Caixinha se estaba dando un festín; pleno en confianza intentaba y le salían las cosas, y el cuarto estuvo cerca de llegar en dos arribos más, uno de Francisco Silva y otro de Mena, el primero lo tapó Blanco y el segundo lo voló el atacante cruzazulino.
Era tal la inoperancia de Pachuca que Diego Alonso solo esperó 23 minutos para hacer su primer movimiento; sacó a Emmanuel García, un verdadero desastre por sector izquierdo, y le dio entrada a Franco Jara. La consigna era empezar a preocupar a La Máquina en su propio terreno para desahogar el lío defensivo que tenía Pachuca.
Y logró mejorar un poco, al menos ya no estaba tan atrás. Los Tuzos generaron una por sector derecho, un disparo potente de Jara que Jesús Corona tapó de buena manera. Luego Cruz Azul se dedicó a sobrellevar el partido. La labor ya estaba hecha y los de Caixinha bajaron las revoluciones. Pachuca tuvo
sus momentos de lucídez, pero ahí estaba Corona para bajar la cortina y evitar que Jara acortara distancias justo antes de irse al descanso.
DA FORMA A LA GOLEADA
Pachuca quiso ser más ambicioso en el complemento para lo cual Diego Alonso apostó por Christian Giménez, el último ídolo cruzazulino; el Chaco fue ovacionado por los 18 mil asistentes del Azul, se coreó su nombre en reconocimiento por las buenas tardes que le brindó al conjunto celeste en la que muy seguramente será la última vez que pise este estadio.
El juego no sufrió mayor cambio. El Chaco no logró inyectarle esa dosis de pelea a los Tuzos, que tuvieron que conformarse con ver el último arreón de esta versión voraz del Cruz Azul.
Al 66’, Méndez recibió una pelota en el centro con espacio abierto, una invitación para que el español se hiciera presente en el marcador y la cual no desaprovechó. Méndez condujo y dejó atrás a su marca, luego definió ante la salida de Cota. 4-0 y la fiesta en el Azul era plena.
Sin embargo, faltaba el último sello, el cual lo dio Mena con un excelso disparo de larga distancia que se fue a incrustar en el ángulo superior derecho de portero tuzo. El ecuatoriano dio muestra de esa calidad que estaba extraviada y por la cual había sido exhibido por Caixinha públicamente. Hoy le respondió a la renovada confianza que en él ha depositado su entrenador.
El 5-0 fue apabullante. Cruz Azul firmó su mejor partido desde que Pedro Caixinha está sentado en el banquillo. Lo hizo casi todo bien, aunque faltará ver si esta reacción es algo duradero, que se consolide en las siguientes semanas (ante Pumas y América) o solo fue una esporádica llamarada. La afición celeste se fue contenta. Vieron por última vez a su entrañable ídolo, el Chaco Giménez, y presenciaron la mejor exhibición de su equipo en mucho tiempo. La gran pregunta ahora es: ¿Le alcanzará para meterse a la Liguilla?