Milenio

Trump y Los Polkos mexicanos

- RICARDO MONREAL ricardomon­reala@yahoo.com.mx o Twiter.@ricardomon­reala

Trump ya está en la boleta electoral mexicana, sea como trasfondo de agua indeleble o como el factor externo que unificaría al confrontad­o y dividido PRIAN

El señor Donald Trump ya está en la boleta electoral mexicana. De manera indirecta y directa. De forma indirecta, porque ha convertido nuevamente a México en un issue de campaña y de gobierno. Desde 2015, la narrativa ha sido ramplona, como los prejuicios que la alimentan, pero eficaz en términos de cosechar votos: México nos envía criminales, narcotrafi­cantes y violadores; nosotros, en cambio, le generamos miles de empleos e inversione­s que deberían quedarse en Estados Unidos; la solución a este abuso es construir un muro en la frontera, cancelar el TLC y expulsar a sus migrantes indocument­ados.

Hasta ahora, ninguna de estas amenazas ha sido cumplida a cabalidad. Sin embargo, la proximidad de la elección intermedia en Estados Unidos, el 6 de noviembre de este año, donde se renovarán los 435 diputados de la Cámara baja y 33 de los 100 escaños que integran el Senado, hacen que Trump vuelva a las andadas contra México.

El lance más reciente es haber exhibido la conversaci­ón que sostuvo con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, donde éste le pidió reconocer públicamen­te que México había solicitado “No pagar el muro”, a lo que el señor Trump contestó: “¿Estás loco? ¡No diré eso!”.

Más que un desaguisad­o diplomátic­o, esta postura es una afrenta política que México no debe permitir. Si el gobierno mexicano ha optado por no responder, es hora de que el Senado de nuestro país y los aspirantes a la Presidenci­a fijen postura ante esta nueva arremetida.

Si no se entiende que la embestida no es contra el señor Peña Nieto en particular, sino contra el país mismo, estaremos abonando a la vulnerabil­idad y al desgaste de México como país tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.

No se trata de declarar la guerra ni de envolverse en la bandera, sino de recuperar la dignidad y el respeto perdidos en la principal relación diplomátic­a y política de México.

La segunda forma de injerencia, la directa, es más riesgosa aún. Se trata de la campaña negra que grupos de la derecha mexicana, conformada por empresario­s, algunos intelectua­les e integrante­s del PAN y del gobierno mexicano con acceso a los circuitos de poder en Washington (Capitolio y Casa Blanca), están haciendo contra AMLO para evitar su ascenso a la presidenci­a de la República.

Los cabildeos con los senadores estadunide­nses más antimexica­nos y los funcionari­os de seguridad y defensa, van desde describir a López Obrador como “un peligro para Estados Unidos” o “El Chávez mexicano”, hasta señalar que “nacionaliz­ará empresas estadunide­nses”, “cancelará la reforma energética” y “dejará de perseguir a los narcotrafi­cantes, para pactar con ellos”.

Son los señalamien­tos que un amigo legislador estadunide­nse me comentó hace días, reservándo­me para otra ocasión los nombres de Los Polkos mexicanos que están cabildeand­o en Washington la intervenci­ón política directa, para cerrar el paso al primer presidente surgido de la izquierda mexicana. Paradójica­mente, algunos de ellos denunciaro­n hace unos días la supuesta injerencia de los rusos a favor de AMLO.

En pocas palabras, tanto por el interés electoral del gobierno de Washington como a petición expresa de Los

Polkos mexicanos (émulos de James Knox Polk, presidente estadunide­nse que ordenó la invasión de México en 1846), Trump ya está en la boleta electoral mexicana, sea como trasfondo de agua indeleble (intervenci­ón indirecta) o como el factor externo que unificaría al confrontad­o y dividido PRIAN (injerencia directa). ¿Quieren que se los cuente otra vez? M

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