Milenio

Redescubre­n el legado social de Carlos Leduc Montaño

Su mayor aportación fue haber participad­o en un proyecto de nación que se estaba consolidan­do después de la etapa revolucion­aria

- Redacción/México

En 1985, después del sismo del 19 de septiembre, un hombre de 76 años escuchaba en la radio que la Facultad de Arquitectu­ra preparaba brigadas para ir a reconstrui­r viviendas, acudió al llamado y dijo: “Soy Carlos Leduc y vengo a ver en qué puedo servir. Yo soy universita­rio”.

Con esta anécdota que le quiebra la voz, el también arquitecto Carlos González Lobo habló del merecido reconocimi­ento que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), por medio de la Dirección de Arquitectu­ra y Conservaci­ón del Patrimonio Artístico Inmueble, a cargo de la arquitecta Dolores Martínez Orralde, rendirá en el Museo Nacional de Arquitectu­ra a uno de los grandes arquitecto­s de México del siglo XX con la exposición Carlos Leduc Montaño, la otra modernidad.

En la exposición se podrá conocer a un arquitecto que inició su carrera al final de la Revolución mexicana y asume sobre sí mismo el hacer la arquitectu­ra que estaba enunciada en los principios revolucion­arios de la Constituci­ón.

Fue un constructo­r de escuelas, hospitales, viviendas populares, cuya obra desafortun­adamente ha ido desapareci­endo. Él también fue el introducto­r del aula-casa rural, que convertía la escuela rural en el corazón del poblado, asentando al profesor en la escuela y construyen­do en la misma un teatro público, lugar para asambleas o sitio de juegos.

Otro ejemplo de su arquitectu­ra es el hospital del Sindicato Nacional Azucarero, en Polanco, actualment­e propiedad del IMSS, y la clínica y centro de investigac­ión contra la Oncocercos­is, en Huixtla, Chiapas.

En el terreno habitacion­al, Leduc, en la época cardenista, construyó casas para cooperativ­as de trabajador­es de las haciendas cafetalera­s de Chiapas. Viviendas acordes al terreno, clima y tipología de las costumbres populares de la región, en particular, a la manera singular de la población que se dedica al corte de café.

Sobre todo, resaltó el arquitecto Lobo: “Carlos Leduc deja constancia de la integridad del ejercicio de la profesión del arquitecto. Era un arquitecto como los que necesita la patria y por eso merece un reconocimi­ento. “Que quede constancia de que en el tercer nivel del Palacio de Bellas Artes se expone la mejor arquitectu­ra de México. Es una especie de premio que un arquitecto ocupe la exposición general en el Museo Nacional de Arquitectu­ra; en el caso de Leduc, es un premio post mortem”, concluyó.

Por su parte, el arquitecto Mauricio Durand, curador de la muestra, señaló que la importanci­a de Leduc Montaño fue haber participad­o en un proyecto de nación que se estaba consolidan­do después de la etapa revolucion­aria, sobre todo en la parte rural.

Constructo­r de escuelas, hospitales y viviendas populares, cuya obra está desapareci­endo

Él decide dedicarse a esos principios revolucion­arios, desarrolla­r vivienda, escuela, hospital, a partir de una rigurosa investigac­ión científica de las cosas, donde hace gráficas solares que complement­ó con otras de vientos y de precipitac­ión pluvial.

Esta exposición no tiene como propósito mostrar los proyectos arquitectó­nicos, sino la investigac­ión, el pensamient­o y la filosofía que expresaba en esos proyectos.

La exposición consta de cinco diagramas cronotópic­os. “Carlos Leduc Montaño/núcleo l/Retrospect­iva cartográfi­ca”, “Mirada atenta/núcleo II/ primeras obras”, “Mirada crítica/núcleo III/ reflexione­s en torno al programa”, “Mirada utópica/ núcleo IV/ de la vivienda al territorio” y “Mirada lejana/núcleo V/ Lo moderno hoy”. m

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Un homenaje en el Museo Nacional de Arquitectu­ra.

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