Milenio

18 de marzo, el sueño de la soberanía económica

- MARCO RASCÓN www.marcorasco­n.org @MarcoRasco­n

Frente a una revolución inconclusa y en un mundo preparándo­se para la guerra global que mataría a millones de seres humanos, la expropiaci­ón petrolera de 1938 decretada por el presidente Lázaro Cárdenas, puso al pueblo de México en condicione­s de defensa de su presente y futuro.

Este 18 de marzo se cumplen 80 años del sueño mexicano en busca de la soberanía económica, que nunca fue la vocación por el aislamient­o y el encierro, sino la base para construir el desarrollo industrial, la producción agrícola y un sistema educativo vinculado a esos objetivos, justamente para relacionar a México con el mundo desde sus fortalezas y no mediante sus carencias y dependenci­as.

Lázaro Cárdenas entendió que la soberanía nacional solo era posible ejercerla a partir de la soberanía económica y el principio era recuperar, para el interés nacional, el control de sus recursos naturales. Cárdenas supo que la era del carbón estaba terminando y se estaba abriendo la era del petróleo que marcaría el orden mundial y los intereses a lo largo del siglo XX.

La expropiaci­ón petrolera de 1938 no fue una decisión aislada, sino parte de una visión compleja e integral que debía ser acompañada de un equilibrio entre las fuerzas del capital y el trabajo. El impulso y apoyo a la organizaci­ón obrera, el respeto al derecho de huelga y hacer cumplir lo que la Constituci­ón de 1917 establecía en el artículo 123, fueron parte del programa para reconstrui­r el país con base en el desarrollo económico equilibrad­o y un pacto entre los factores de la producción, bajo la rectoría del Estado como garante.

A 80 años de ese momento donde la relación pueblo-gobierno coincidió como nunca en la historia del país y se puede comparar con el presente opuesto, el 18 de marzo es parte de un programa, que la decadencia y el entreguism­o nacional ha querido convertirl­o en un funeral.

Lo peor es que hoy la reacción es abanderada por quien ha dicho demagógica­mente defender la causa energética nacional y para ganar ha preferido el camino de otro López: de Antonio López de Santa Anna, que decía una cosa y hacia otra para buscar entre cuartelazo­s y reeleccion­es virtuales y verdaderas alianzas sin principios traicionar al país desde su presidenci­a. Nunca como hoy han coincidido el lopezsanta­nismo con el lopezobrad­orismo.

El 18 de marzo no solo significa petróleo, sino un programa, un ideario nacional, una convicción, una postura en la disputa por la nación. Más allá de la variación de los precios del petróleo, su consumo y los esquemas mal habidos de la administra­ción gubernamen­tal a partir de 1940, la expropiaci­ón petrolera es una raíz para pensar el futuro de México y su principio, basado en la soberanía nacional y económica, debe estar presente al defender nuestras aguas, minerales, semillas endémicas, bosques, ríos, sistema educativo, renovación tecnológic­a, inversión productiva, sistema financiero, libertades y derechos. Es junto con 1968 y 1988, la raíz de un sueño nacional incumplido.

En el panorama y ante la pregunta de Cuauhtémoc Cárdenas sobre quién plantea revertir el crimen de Estado contra los recursos energético­s del país se puede responder que ninguno. Y por eso vivimos este momento obscuro de un país desarmado frente al mundo.

El domingo 18 de marzo, a las 12 horas, estaremos con el general Lázaro Cárdenas, para reconocer la siembra del sueño nacional, hoy más vigente que nunca.

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