Milenio

La forma del pánico

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Aún no dejo de reír, porque mandé a alguien extremadam­ente cercano a mí, casi como con orden de general, a ver La forma del agua de Guillermo del Toro. No daré muchos detalles, con el riesgo de ser malmirada por siempre, pero esta es una persona a quien desde que yo tengo uso de razón siempre le he rogado que me acompañe, o en su defecto, que al menos vaya al cine. Ya saben, para tener tema de conversaci­ón respecto a mi tema favorito.

Después de todo lo que pasó en las ceremonias de premios, por fin decidió ir con su pareja a ver la cinta que todo México celebra sin control. Lo cual me dio un gusto tremendo. Y a la vez temor.

Tal vez ya lo estoy tomando muy personal, pero ¿no les pasa que cuando aman algo es devastador que a tu gente simplement­e no le guste? Están, por supuesto, en todo su derecho. No hay razón por la que eso deba separar a personas que se aman. Podemos estar de acuerdo en disentir.

Pero cuando el teléfono no sonó durante dos días, sabía que mi macabro plan para enamorar a alguien que de por sí le tiene sus reservas a toda la experienci­a de ir al cine, quizá no debía haber empezado con la relación entre una chica muda, un hombre anfibio y (spoiler) sexo a su manera en la bañera.

No. El Oscar no es suficiente. Escribo esto mientras escucho el soundtrack de El gran Showman con Hugh Jackman y me digo: “Por ahí debí haber empezado, caray”. O tal vez Lady Bird, no sé si Tres anuncios por un crimen hubiera funcionado con este mí ser amado. Demasiada angustia por los suyos. ¿Huye? Uy, demasiado extraña y sin género definido. Y Black Panther, ni Guardianes de la Galaxia me hubiera pasado. Tampoco es el típico público de superhéroe­s.

La mandé, de hecho, con la consigna de busca The Post. Sé que le hubiera encantado, solo por Meryl (aunque toda la cinta lo vale). Pero ya era tarde, no había Post por ningún lado a la redonda. Al fin me contestó. “¿En serio eso ganó el Oscar?”. Me indigné como era de esperarse. “¡Por supuesto! Es brillante, emocionant­e, es un tributo a cosas que nos formaron, es amor, es un recuerdo de lo más cruento de la Guerra fría, es …”.

“¡Ya! Por eso no quería hablar contigo. Sabía que me regañarías. No todo mundo ve las cosas igual, Susy”.

Y esa, fue la mejor lección que he recibido respecto al cine en todo el año. Si me atrevo a criticar, para bien y para mal, recordaré eso sin la menor duda. Aunque sigo pensando que mi ser queridisis­isisismo debería volver, conmigo, a ver la cinta de Guillermo del Toro. ¿Claire Foy, la reina Isabel en la serie de Netflix The Crown, cobraba menos que el Matt Smith, el príncipe Felipe en las primeras dos temporadas de la extraordin­aria serie? ¡Ya confiesen! ¿La presidenci­a de Trump es un experiment­o social solo para ver si los estadunide­nses distinguen Big Brother, el programa, de una presidenci­a? El más reciente expulsado fue Rex Tillerson, nomás el Secretario de Estado.

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