No todo lo que brilla es oro
Sigue saliendo información impresionante y favorable de la economía norteamericana; la creación de empleos de febrero fue muy por arriba de lo esperado, con 313 mil plazas laborales creadas, cuando se esperaban 205 mil, la tasa de desempleo se mantiene baja y el crecimiento, sólido.
Asimismo, conocimos la cifra de inflación al consumidor en Estados Unidos, la cual se mantuvo en línea de acuerdo al objetivo de 2 por ciento que esperan alcanzar.
Lo anterior, aunado a este buen ritmo económico, me hace pensar que el 21 de marzo la Fed sí va a subir las tasas a 1.75 por ciento; los reportes de las empresas que cotizan en EU fueron favorables en más de 85 por ciento, incluso excediendo mejores expectativas de reportes a futuro.
Al parecer, con la recién aprobada reforma fiscal, las cosas lucen bien hacia delante; los norteamericanos tendrán más dinero para gastar y menos impuestos que pagar, de igual forma las empresas también tendrán excedentes interesantes, esto ante la reducción impositiva que les favorece al bajar las tasas de 35 a 21 por ciento.
Es en medio de toda esta fiesta de buenas cifras, y donde a pesar de que Trump corre a Gary Cohn —principal consejero económico— y a Rex Tillerson —secretario de Estado—, así como de los escándalos que ya conocemos, parece que nada de ello importa, la realidad es que la economía está muy bien, por ello es probable que lo veamos trabajar en su reelección, de hecho considero que ya está en campaña, y desde mi punto de vista, Trump, además de tener todos los defectos que se han mencionado previamente, sobresale por su tendencia populista, lo que está contribuyendo a inflar una burbuja que podría reventar, tal vez no en el corto plazo, pero si se reelige, le puede reventar a él mismo.
No puede ser más contradictorio el hecho de tener un país tan endeudado y con déficits tan grandes, y en medio de esta problemática, promover una reforma fiscal para recaudar menos; desde el ángulo que esto se vea, es populismo de país desarrollado.
EU goza de una condición única, sin duda de la que él se está aprovechando, además de ser la economía más grande del mundo y la moneda de curso más importante, es también la nación que goza con el privilegio de tener financiada su deuda por las reservas internacionales de China, Japón, Alemania y por supuesto de México (entre muchos otros).
Está por verse cuánto tiempo más les dura esta condición, y en qué momento el mundo empieza a voltear a otros lados para guardar sus reservas. m