Milenio

ASA, resilienci­a monopólica

- Marco Antonio Mares o marcomares­g@gmail.com Twitter: @marco_mares

Aeropuerto­s y Servicios Auxiliares (ASA) se resiste a desprender­se de su condición monopólica y pretende extenderla para ejercerla en el Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México (NAIM).

El mismo gobierno que logró romper el tabú e inició la apertura del sector energético del país es el mismo que busca prolongar en el tiempo el predominio de ASA como único ente que controla el combustibl­e de la industria área nacional.

La turbosina representa 30 por ciento de los costos de los gastos operativos de las aerolíneas y la exclusivid­ad de ASA redunda en un precio 2 pesos más caro que la turbosina que se despacha en Estados Unidos.

El tiempo del sexenio se agota y al mismo tiempo que avanza la construcci­ón del NAIM se consume el tiempo para que ASA se divida en dos (una empresa que almacena y otra empresa que comerciali­za) y permita la competenci­a de nuevos jugadores en el estratégic­o mercado del combustibl­e para los aviones.

Transcurre el tiempo para que la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s (SCT), que encabeza Gerardo Ruiz Esparza, atienda la opinión del órgano regulador de la Comisión Federal de Competenci­a Económica (Cofece), que dirige Alejandra

Palacios, y la condición de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), de Guillermo

García Alcocer, de modificar el reglamento respectivo para eliminar la condición monopólica de ASA y, al mismo tiempo, evite que continúe siendo el único agente que comerciali­za la turbosina en el NAIM.

En el centro del “torbellino” privatizad­or del sector energético de México, que se ha traducido en el desmantela­miento de los dos principale­s monopolios: Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricid­ad (CFE), permanece con resilienci­a singular ASA, con su enorme poder de mercado en la terminal aérea capitalina y otros 19 aeropuerto­s del país, en los que mantiene la exclusivid­ad en la adquisició­n, almacenami­ento y comerciali­zación de turbosina y gasavión a las aerolíneas que operan en el país. Todavía más grave, ASA, dirigida por

Alfonso Sarabia, estaba a punto de ser adjudicada de manera directa para que en el Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México fuera la que construyer­a la infraestru­ctura necesaria para almacenar y comerciali­zar la turbosina.

La Cofece y la CRE van por el mismo canal: apertura y competenci­a en el mercado actual y futuro de comerciali­zación de turbosina en el AICM y el NAIM.

Sarabia asegura que están de acuerdo y que no se oponen a una mayor competenci­a ni a la apertura del sector. ¡Lo que no dice ni él ni la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s es cuándo! ¡Al tiempo!

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