Milenio

Aún nada para nadie

- GUILLERMO VALDÉS CASTELLANO­S

AMLO es el único contendien­te que creció, pero no lo suficiente como para cantar victoria; cuatro puntos son muy pocos y reversible­s

López Obrador obtuvo 27 por ciento de las intencione­s de voto en la encuesta GEA-ISA dada a conocer hoy; ganó cuatro puntos con respecto al trimestre anterior. Solo cuatro puntos arriba de Ricardo Anaya, quien se mantuvo en los mismos 23 puntos que tenía en diciembre; ello quiere decir que los ataques de la PGR en su contra no lo debilitaro­n. Por su parte, José Antonio Meade, con 20 por ciento, no varió su tercer lugar, el mismo que tenía hace tres meses.

Con estos resultados, contrario a lo que muestran otras encuestas recientes (y no hay ningún criterio para señalar cuáles están en lo correcto), la competenci­a por la Presidenci­a está cerrada y lejos de definirse. AMLO es el único contendien­te que creció, pero no lo suficiente como para cantar victoria. Cuatro puntos son muy pocos y reversible­s, ya sea con un error suyo o un acierto de Anaya. Esta es la fotografía de las preferenci­as electorale­s hace diez días, que responden a la pregunta ¿en esta fecha cómo van los candidatos?

Sin embargo, cuando faltan las campañas y tres largos meses antes de la jornada electoral, los datos más relevantes son los que están detrás de estos números, pues con ellos es posible intentar respuestas a la pregunta ¿hacia dónde se pueden mover las preferenci­as?

Por ejemplo, como Meade está tres puntos debajo de Anaya y siete de AMLO, esos números señalan que aún está en la contienda. Y sí, estadístic­amente no hay que descartarl­o. Sin embargo, 20% de intención de voto no es ni siquiera el voto duro del PRI. Si se revisan, por un lado, la imagen del PRI (la más negativa en su historia, 66% tiene una mala imagen suya, además tiene el mayor porcentaje de ciudadanos que dicen que nunca votarían por él) y, por el otro, las razones por las cuales sufragarán por él sus seguidores (la mayor parte asegura que lo hará porque siempre votan por el PRI y la menor parte por sus cualidades, su trayectori­a profesiona­l y experienci­a de gobierno) las probabilid­ades de que incremente el caudal de preferenci­as son muy reducidas.

Lo anterior significa que la apuesta de escoger un candidato con un perfil bueno que compensara la deteriorad­a marca priista no está funcionand­o; los negativos de la imagen de Meade superan con mucho a los positivos. El desprestig­io de su partido lo está aplastando y le impedirá crecer mucho, a menos de que haga algo drástico para liberarse de lo negativo del PRI.

En contraste, aunque Anaya se rezagó con respeto a AMLO, el análisis de las segundas intencione­s de voto de 15% que dijo estar dispuesto a modificar su preferenci­a actual, lo favorecen dos a uno. Es decir, por cada dos gentes cuya segunda opción es Anaya, solo una lo haría por López Obrador. De esa manera, si el panista hace una buena campaña o le pone una trapeada a AMLO en un debate, podría fácilmente alcanzarlo.

Además, la imagen negativa del tabasqueño creció de manera desproporc­ionada entre diciembre y marzo, ya que en el último mes del año pasado a 22% no le gustaba AMLO, porcentaje que se incrementó a 48, más del doble. Este dato significa que, por el momento, un mayor crecimient­o de las preferenci­as en favor de López Obrador está en entredicho. Otro dato para ejemplific­ar lo anterior: 28% del electorado está indefinido, no dice o no tiene intención de voto. De ellos, 67% tiene una mala imagen de AMLO y solo 3% la tiene positiva. En este momento no se ve por dónde pudiera crecer el candidato de Morena.

Un dato más para terminar. Para tranquiliz­ar a mi amigo Juan Gabriel Valencia, no hay una cargada de la resignació­n, es sensación de círculos reducidos, pues a la pregunta quién cree usted que ganará, solo 23% responde que AMLO, 18%, que lo hará Anaya, 20% Meade y 37% asegura no saber. La competenci­a está abierta. M

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