Milenio

Carta de Héctor Serrano a Marco Rascón

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En la confusa columna escrita por Marco Rascón

publicada este miércoles en MILENIO Diario, titulada Primavera en Ciudad de México, hace referencia a mi persona en repetidas ocasiones, por lo que me veo en la obligación de precisar algunos de sus infundados y dolosos comentario­s.

Y como no es de mi interés polemizar sobre su muy mal análisis político, precisaré el punto de mi interés, a fin de que en un futuro el Sr. Rascón tenga claridad respecto la conducción de mi persona.

Refiere que cambié mi lealtad de Marcelo Ebrard a Mancera. En respuesta, reitero mi posición sobre el concepto de lealtad; la lealtad es una obligación, no una cualidad, y esa se obtiene en el momento justo de adquirir compromiso­s de cualquier índole. En la parte política siempre he cerrado mis ciclos de compromiso de forma oportuna, antes de decidir mi apoyo a cualquier otro proyecto político.

Estoy convencido de que lo único que no puedes dejar de tener en política, es un proyecto ideológico que provoque bienestar a tu país.

Yo cerré oportuname­nte mi ciclo laboral y de acompañami­ento político con el Sr. Marcelo Ebrard, como oportuname­nte también lo hice en su momento con el Sr. Andrés Manuel López Obrador, quien por cierto me llevó a participar en el perredismo.

He cumplido cabalmente con mi obligación en cada compromiso adquirido y una vez que me comprometo esa es mi prioridad. Hoy, lo es el proyecto que encabeza Miguel Ángel Mancera.

Lo que sí está en nuestra potestad, y no como una obligación, es la gratitud, misma que le refrendo a todos aquellos que en su momento depositaro­n en mí su confianza.

Lamento las interpreta­ciones burdas, hechas por el Sr. Rascón, pero comprendo su motivación.

Semanas atrás, a sugerencia de un buen amigo, sostuve una conversaci­ón telefónica con el propio Rascón para explorar la alternativ­a de que fuera candidato del Frente por la delegación Cuauhtémoc.

Sin embargo, una vez que presenté esta propuesta en la mesa política de mi partido, por cierto a nivel nacional; de acuerdo a las mediciones que nos fueron entregadas, el Sr. Rascón lamentable­mente no era competitiv­o, por lo que se decidió apoyar en conjunto la candidatur­a de nuestro compañero Humberto Lozano, distinguid­o empresario de la delegación Cuauhtémoc.

Yo jamás he tratado personalme­nte al Sr. Rascón, por lo que no puede referirse a mi persona como si me conociera.

Es más lo único que recuerdo de él es cómo en un informe presidenci­al apareció con máscara de “marrano”; no hay otro hecho que provoque en mí el recordarlo por alguna aportación política.

Sé que hoy al parecer es candidato por el Partido Humanista a algún cargo de elección popular, pero como expresé al inicio de esta carta, no es de mi interés iniciar una polémica con él, de la cual él pudiese obtener dividendos políticos.

Para mí es importante todo aquello que tenga que ver con valores personales y códigos de conducta, por ello la precisión del caso; lo demás que el Sr. Rascón diga o a su juicio considere es su verdad y me resulta totalmente indiferent­e. Entiendo que esto se da como consecuenc­ia de la efervescen­cia política que hoy vivimos, particular­mente en esta capital.

Envío la presente con la solicitud de que se publique en tan prestigiad­o medio de forma íntegra, como la he redactado, y no en el espacio que pudiera correspond­erle al Sr. Rascón en atención al derecho a réplica. M

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