¡Viva la música, viva el arte!
Lo que sucedió este sábado 18 de marzo en la Biblioteca de México fue una experiencia de arte envolvente: plástica, música, poesía y canto vibrando por un sueño de libertad. Tal como la conocemos, la Biblioteca de México fue reinaugurada el 21 de noviembre de 1988 por el presidente Miguel de la Madrid, pero en 1815 sirvió de prisión política al insurgente José María Morelos y Pavón, de donde salió para ser fusilado en San Cristóbal, Ecatepec; tiempo después, en 1913, este inmueble fue protagonista de la conocida “Decena Trágica”.
Bien, pues en este escenario, ante la mirada profunda de los retratos de Octavio Paz, en la sala que lleva su nombre, ex presidiarios y presidiarios del Reclusorio Norte de la Ciudad de México, expusieron su obra plástica para abrazar el concierto inmersivo y multimedia “Derribando muros” a cargo de la Orquesta Escuela Carlos Chávez y una gran dotación coral integrada por miembros del Coro Sinfónico del Sistema Nacional de Fomento Musical, el Coro Délicieux y el Coro de Jóvenes de la Escuela Superior de Música del INBA.
Los artistas plásticos del Reclusorio Norte forman parte de “Kolëctiv.Feat”, un grupo de presidiarios con inquietudes artísticas, quienes bajo la guía de la fotógrafa Lulú S. Puig, reunieron 28 fotografías intervenidas que configuran la serie “Libertad”. Para este evento también realizaron pequeñas cápsulas en video donde los internos reflexionan entorno a este tema y a los muros, tanto los físicos, tangibles y sólidos, como los inasibles, los muros mentales, las rutinas asfixiantes, los muros de las sonrisas ahogadas. Estos videos se visualizaron como interludio entre cada uno de los movimientos de la “Cantata sueños”, obra del compositor mexicano Arturo Márquez. Se ha dicho que la forma es fondo y es cierto. De manera usual, en un concierto hay un escenario, el cual es exclusivo para los artistas y se disponen las butacas para el uso de los espectadores, pues bien, en el formato “¡Viva la música!”, esto es totalmente diferente. En este formato el público y los músicos se entremezclan, se funden, se amalgaman, codo a codo se superponen. La música es más música cuando el espectador vibra con ella. Francamente es estremecedor estar junto a las cuerdas, o los metales, o los alientos o las percusiones, y ver la expresión del músico —en el asiento de alado— en un debate entre la concentración y el gozo.
¡Vibrante y estremecedor! Este novedoso formato, nació hace algunos años con la intención de construir nuevos hábitos para escuchar música clásica. El formato en sí mismo hace una deconstrucción musical al no presentar a la orquesta como un todo acabado, sino como algo mayor a la suma de sus partes; el logro: ver la armonía musical, más aún: quedar envuelto en ella. De esta forma el proyecto “Derribando muros” fusionó la música, la poesía, las artes plásticas, el video y hasta la arquitectura, ante los anhelos de libertad, con la música de Arturo Márquez, y con el arte de personas que se encuentran en reclusión, según dio a conocer la Secretaría de Cultura (SC) a través de un comunicado.
Bajo la batuta del Maestro Eduardo García Barrios, el concierto continuó con “Aforismos”, movimiento inspirado en frases célebres de Gandhi como aquella que reza “ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego”, para finalizar con la obra “Internacionalicemos”, que invita a compartir mundialmente el legado cultural, la salud y el bienestar de la humanidad. Como punto de referencia se puede decir que la experiencia es tan intensa que, el director de la orquesta, a los cinco minutos empieza a transpirar los potentes acordes musicales, al final del concierto de una hora aproximadamente, el director, pareciera que acaba de correr un maratón, pero un maratón musical, el impacto de lo sublime es irremediable: se exuda el arte.
Como moraleja, podemos asegurar que en la búsqueda de la belleza podemos encontrar a la verdad y a la justicia como proveedores de la paz. No duden, lectores queridos, ni por un instante, asistir a estos eventos organizados por el Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM), ¡son fantásticos! Todo tiene que ver con todo, nada puede permanecer aislado, es un principio anaxagórico, mil años después este pensamiento llegó al renacimiento como una de sus esencias más visibles, la inter relación de saberes para construir nuevo conocimiento; así fue Lenardo Da Vinci, una mente inquieta, inagotable, más curiosa que un felino; dispuesto a la inter relación de saberes con un fin a veces bélico, a veces estético, como él decía: “aprender nunca dejará exhausta la mente”.
Máquinas voladoras, artefactos para caminar sobre el agua (esquiar), instrumentos para sumergirse a grandes profundidades en el océano y seguir gozando de oxigeno, tanques de guerra, instrumentos musicales, códigos en la escritura ¿Qué no se le ocurrió a Leonardo? ¿Sobre que campo no acudió su talento? Da Vinci aseguraba que “el pintor tiene el universo en su mente y en sus manos”, pero el ingeniero, el arquitecto, el músico, eran tan sólo esfuerzos que completaban la mentalidad del genio en la búsqueda incansable por la belleza, esa belleza que está presente en la vida pero es inmortal en el arte.
Y es que amigos, la exposición “Leonardo a través del tiempo” y “Los inventos de Leonardo Da Vinci”, han llegado al Centro Cultural del México Contemporáneo, ubicado en la calle de Leandro Valle, número 20, en el centro Histórico de la Ciudad de México. Pocos conocen este centro, pero es un lugar bellísimo, en 2011, el Dalai Lama impartió una conferencia en este escondido lugar en la conocida Plaza de Santo Domingo. Ahora, con estas exposiciones se busca celebrar el arte y el genio de este gran creador que ha inspirado el desarrollo de la humanidad.