Milenio

El silencio de los morenos

- BRAULIO PERALTA

Que buenos son para echarle porras a AMLO, pero que calladitos para hacerle la autocrític­a. Increíble su silencio ante el tema de derechos humanos, cuando en la oposición más cercana —el PRD— existe una política abierta de derechos humanos para las minorías sexuales. Que inaudito que haya sido el presidente Enrique Peña Nieto el primer presidente en juntar a la comunidad LGBT en Los Pinos, el 17 de mayo de 2016, mientras la izquierda nacional —no solo la de Ciudad de México— aún titubea en sus planteamie­ntos.

No señores, no hay tiempo. Morena debe criticar que su candidato se parece mucho a Mikel Arriola en el tema, y que no basta con una simulación de defensa de los derechos humanos, sin respuestas jurídicas claras. Es insano darle a las Iglesias religiosas —prejuicios­as desde tiempos inmemorial­es— privilegio­s políticos que Benito Juárez les quitó desde 1857. ¿Así quiere Andrés Manuel López Obrador —con el PES en su seno— parecerse a Juárez? ¿De dónde…? ¿Dónde está la izquierda de Morena que no plantea derechos humanos, a todos, sin excepción? Los movimiento­s homosexual­es y lésbicos cumplen 40 años de lucha, a la luz pública. Salieron un 26 de julio de 1978, frente a la embajada cubana para apoyar a Fidel Castro y su Asalto al Cuartel Moncada. La lucha sigue pero con una izquierda más democrátic­a. Y no van a parar hasta lograr que el país entero respete sus derechos, insisto, humanos, no sujetos a una suspensión provisiona­l, como pretende AMLO. ¿Ni siquiera la SCJN de Olga Sánchez Cordero se va a pronunciar al respecto? Válgame Dios…

Vimos a AMLO hablando para MILENIO, aceptando una “suspensión provisiona­l” en el caso de los derechos humanos al conjunto del movimiento LGBT. Argumentan­do el consenso de su movimiento en Morena, diverso e incluyente, dijo. ¿Cuál es el “criterio” de AMLO para dejar suspendido­s los derechos humanos de las minorías sexuales? El prejuicio, por un lado, y el cálculo político al creer que así gana los votos de la Iglesia. Olvida el voto gay que cuenta —y que cada vez opina, por fin, fuera del clóset—, con la suma solidaria cada vez más amplia de los heterosexu­ales, esa sociedad civil que ha decidido defender derechos humanos, sin restriccio­nes.

Pero los morenos siguen mudos. Deben estar asustados de su líder. Ellos, quienes lo empujaron desde la primera elección presidenci­al de AMLO. Y la segunda. Y yo, que lo voté esas dos veces. Ahora, no sé…tengo mi voto suspendido. Nadie es libre hasta que todos seamos libres. Ojalá reflexione­n y veamos otra vez carteles de reclamo, sin restriccio­nes, para los derechos humanos. M

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