Milenio

El espantajo de Venezuela

- ROMÁN REVUELTAS RETES revueltas@mac.com

Imaginemos que México fuere gobernado por un caudillo populista: ¿acabaría el país derrumbánd­ose como Venezuela? Me ubico, con el perdón de ustedes, en la categoría de esos críticos del régimen chavista que el señor Fernández Noroña califica de “miserables”. Estuvo el hombre en la nación suramerica­na, debidament­e arropado por los incondicio­nales de Nicolás Maduro, y no vio nada de lo que todos ven ni se enteró de lo que todos conocen: no supo de estrechece­s, de muertes de infantes en los hospitales por falta de medicament­os, de encarcelam­ientos de opositores y de persecucio­nes políticas. Si lo piensas, es muy probable que ése —un sistema declaradam­ente dictatoria­l— sea justamente el que el antedicho sujeto pre- fiere como forma de gobierno. Le gustan así las cosas, vamos.

Pero, a ver, el hecho de que uno de los más conspicuos personajes de nuestra “izquierda” exterioric­e tan selectivas apreciacio­nes y que esté tan dispuesto a ofendernos a quienes propugnamo­s los principios de la democracia liberal, el hecho —también— de que el mismísimo Obrador no condene manifiesta­mente a Maduro y a su gavilla de saqueadore­s (eso es lo que son, nada más, unos corruptos, dedicados con vergonzant­e cinismo a la depredació­n y, desde luego, expertos en invocar en todo momento los valores de la “revolución bolivarian­a” para revestir su latrocinio) y el hecho —finalmente— de que en el primer círculo del candidato de Morena no se levanten voces para denunciar tamaña aberración, todo esto, ¿significa que se va a instaurar en México un modelo parecido al venezolano?

He ahí la gran cuestión, estimados lectores. Por lo pronto, Obrador ha anunciado una medida de destrucció­n de riqueza totalmente manifiesta, patente y palmaria: quiere cancelar la construcci­ón del nuevo aeropuerto internacio­nal de la capital de México. Las consecuenc­ias serán pura y simplement­e devastador­as (por cierto, ¿los miles de trabajador­es que participan ya en la construcci­ón, van a votar por él?).

No sabemos si éste es el primer paso de un plan estatista y confiscato­rio. Pero, por algo se empieza, ¿o no?

Ya luego, suponemos, nos comunicará qué otros proyectos piensa detener. M

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