Política
Estudiantes reubicados en otros planteles reciben poca atención, señala la CDHDF el último censo que hizo Sedatu “fue de una manera discriminatoria porque no estuvieron verificando las viviendas como debería ser, anduvieron por las calles censando solamente a los que quisieron, cuando cientos de casas de la cabecera municipal ni siquiera fueron tomadas en cuenta por el simple hecho de ser indígenas, de no poder expresarse, no poder hablar, no poder leer”. Los niños que aún no asisten a sus escuelas, porque fueron afectadas por los sismos en Ciudad de México son recibidos con poca aceptación en los planteles que fueron enviados y en muchos casos han sido víctimas de discriminación, afirmó Nashieli Ramírez, titular de la Comisión de Derechos Humanos capitalina.
Durante la firma de convenio de colaboración con la Organización de Estados Americanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), recordó que aún hay 20 escuelas donde se plantea y se desarrolla el ciclo escolar con jornadas incompletas.
De acuerdo con cifras proporcionados por el Instituto Nacional de Infraestructura Educativa, 759 planteles en CdMx presentan daños moderados; sin embargo, nueve fueron catalogados como graves y requieren reconstrucción total.
Lo cual implicó, “entre otras cosas, la instalación de 782 aulas provisionales para al menos 27 mil alumnos”.
Los datos —dijo— son de la primera audiencia pública con damnificados que se llevó a cabo en esta Comisión el 16 de marzo pasado, pero se alista un informe especial. M
Transcurría la tarde del recién pasado domingo —¡ah, esas tardes dominicales tan soportadas aunque aborrecidas por el cronista, quien ya desde la niñez las sentía, resentía, tan tristonas por el aburrimiento consecutivo al esperanzador (pero ya pasado) sábado y por saber que se venía encima el lunes con las tareas y obligaciones de una rutinaria semana más… y ahora se añade el horror!—, cuando el cronista recordó el choque automovilístico ocurrido hace algunas semanas en la eternamente conflictiva delegación Tláhuac, que resultó en la muerte de cinco menores de edad y otras cuatro personas heridas. El caso sería meramente de rutina periodística, respecto a esta ciudad del caos y el importamadrismo automovilístico, si no hubiese un dato, ¿anecdótico, luego trivial?, que lo resalta: el conductor del vehículo chocón era un niño de 12 años.
La Secretaría de Seguridad Pública de Esmógico City nos dijo que el tal coche chocante iba con una velocidad excesiva, “irreglamentaria”, la cual causó que el conductor perdiese el control hiciera dispararse el vehículo contra un muro de contención.
Desde luego las crónicas del hecho, por una sabia disposición legal, omiten el nombre del precoz conductor causante de la noticia… pero ¿acaso se debe dejar en el saludable anonimato a los demás responsables del “accidente”?
¿Quién fue el que puso en las manos del menor de edad el volante y la llave de encendido, acción culpable cierta, pues las leyes solo admiten que únicamente personas a partir de cierta edad tienen derecho de conducir vehículos motorizados? ¿O el niño actuó sin que los mayores lo supieran?
Por lo pronto, el cronista imagina que el niño automovilista de marras es uno de los tantos que crecen en un ambiente de adoración al divino y prestigiador automóvil. Según pregonan los anuncios comerciales tener un “cochazo” te convierte en un caballero o en una gran señora, te rodea de lindas damas y lindos galanazos entre quienes eres “lo máximo” si apareces a todo color en las páginas de suntuosos magacines o en flashes comerciales, lujosos y lujurientos, de la tele. Un “carrazo” te da atractivo erótico y social y te proyecta idealmente hacia el más alto mundo de los Divos Divis. Y luego a nadie asombre la chocante cantidad de choques. m