REVOLUCIÓN CULTURAL
Durante los 10 años que duró la “gran revolución cultural proletaria” en China, de 1966 a 1976, se llevó a cabo un proceso muy violento de reeducación del pueblo mediante el adoctrinamiento comunista promulgado en el Libro rojo de Mao Tse Tung. El objetivo del programa fue eliminar todo rastro del pensamiento capitalista y occidental en la cultura china al purgar toda traza de burguesía. Muchos intelectuales y artistas fueron perseguidos, exiliados y asesinados, sobre todo aquellos que se manifestaban en contra del régimen maoísta, a los cuales se les acusó de ser enemigos del Estado. Durante dicho período se cerraron las escuelas de arte y arquitectura, para ser sustituidas por la visión oficial de la estética, cuyo objetivo era el enaltecimiento del líder absoluto y del régimen que encabezaba.
El ejemplo más importante de la arquitectura china de este periodo es el Palacio del Pueblo, la sede del Congreso y del gobierno que fue edificado en 1959 y que expresa la voluntad monumental e imponente de un gobierno totalitario. El edificio se encuentra en el costado oeste de la célebre plaza Tiananmen, donde se vivió una sangrienta represión durante las protestas en contra del gobierno en 1989.
En otro costado de la plaza se encuentra el mausoleo a Mao, un edificio simbólico por obvias razones. En el mismo espacio conviven edificios contemporáneos con la presencia, en el costado norte de la entrada sur, del complejo conocido como “la Ciudad prohibida”, el palacio, residencia y jardines habitados por los emperadores desde la dinastía Ming en el siglo XV hasta la caída de la dinastía Qing en 1912.
La carga histórica y simbólica del espacio público en Pekín es enorme: los artistas y arquitectos actuales en China se ven forzados a lidiar con las consecuencias de la Revolución cultural, la cual, a pesar de haber comenzado hace más de 50 años, aún se ve reflejada en los mecanismos de control social que ejerce el Estado.
El arquitecto Wang Shu, ganador del premio Pritzker en 2012, obtuvo su título por parte del Instituto Tecnológico de Nanjing a los 32 años, ya que antes de 1985 en China solamente se podía estudiar ingeniería civil.
Acerca de su postura frente a la arquitectura, Wang expresa: “Cuando me refiero a mi actividad como constructor de casas y no de edificios, aludo a una dimensión doméstica cercana a la vida cotidiana, Nombré mi estudio como Arquitectura amateur para poner énfasis en los aspectos espontáneos y experimentales de mi trabajo, opuestos al carácter monumental y oficial de la construcción”. En su postura se nota la necesidad de resistencia ante la visión dominante de su cultura ancestral. m