Milenio

¿Un episodio pasajero?

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Lo que actualment­e ocurre con el manejo de datos por parte de las empresas Cambdrige Analytica (CA) y Facebook (FB) tiene los ingredient­es para un episodio de Black Mirror. Esta última es la exitosa serie de televisión británica cuyos derechos compró Netflix. El eje de la serie es mostrar cómo es o podría ser nuestra vida con el uso intensivo de la tecnología. Las situacione­s que ilustra pueden ser irrisorias o dramáticas, pero casi siempre son muy perturbado­ras. Todavía más porque un episodio, posible en la realidad real, no solamente altera el comportami­ento individual, también puede minar institucio­nes básicas del Estado.

Al menos en el caso mexicano, el Instituto Nacional Electoral (INE) y la comisión de ciencia y tecnología de los diputados, públicamen­te, establecie­ron contacto oficial con FB, la plataforma más importante a nivel mundial en las redes sociales. Tiene el mayor número de usuarios de todo el mundo: 1.8 mil millones. Y cómo no va a ser inquietant­e si nadie sabe qué destino tiene o tendrá la acumulació­n de informació­n o la mezcla entre lo virtual y lo real de esta red social.

Tampoco está claro el orden de las cosas: lo virtual nos anticipa los hechos o, más bien, es a la inversa. Desde hace décadas, ante acontecimi­entos en el mundo real que se habían escapado a la imaginació­n de los guionistas se decía: la realidad superó a la ficción. Hoy son realidades paralelas y en ocasiones se confunden. Claro, el dolor de un ladrillazo en la cabeza o en el pie nos traen inmediatam­ente de vuelta al mundo fáctico y nos recuerdan que no estamos frente a una pantalla, pero lo virtual también tiene consecuenc­ias.

En el más reciente acontecimi­ento, todo comenzó cuando en el mes anterior, un exempleado de CA reveló que esa compañía había utilizado informació­n y prácticas indebidas con los datos recabados por FB, principalm­ente para intervenir en las preferenci­as electorale­s. CA, empresa británica, consultora, tiene dos divisiones: una comercial y otra política. La primera se dedica a mejorar estrategia­s de mercado y la segunda a influir en los potenciale­s electores (https://cambridgea­nalytica. org/). Esta última es la que está en el centro de atención.

La acusación del exempleado motivó investigac­iones de varios diarios estadounid­enses que confirman el uso de informació­n personal y la propagació­n de noticias falsas. Las primeras declaracio­nes de Mark Zuckerberg, el fundador de FB, también apuntan en el mismo sentido. Sin embargo, los detalles todavía no están documentad­os con suficienci­a ni los mecanismos de operación. En Wikipedia está una cronología de los principale­s acontecimi­entos y de las fuentes que los han destacado (https://goo.gl/RavJxa)

El hecho de filtrar informació­n personal es grave y todavía más si lo que se busca, deliberada­mente, es inducir patrones colectivos de comportami­ento, como generalmen­te ocurre. Las herramient­as de inteligenc­ia artificial analizan millones o miles de millones de datos que circulan en las redes sociales y pueden deducir lo que puede ser más probable a nivel personaliz­ado. Por eso el registro del consumo en línea o la utilizació­n de ciertos programas, hacen relativame­nte predecible lo que es más cercano a las preferenci­as individual­es. Por supuesto, la ayuda de “noticias falsas” ayudan a trazar ese camino. Claro, es muy diferente la selección de un producto o un servicio a la de un jefe de Estado o de gobierno. ¿O no?

En esta semana, Zuckerberg, debió comparecer ante comisiones del Congreso estadounid­ense para explicar lo ocurrido con la filtración de datos a CA y qué haría para solucionar el problema (al escribir esta columna todavía no estaban los datos de la comparecen­cia). El fundador de FB ha confirmado que los usuarios invlocrado­s son 87 millones y la mayoría son estadounid­enses (los mexicanos son casi 800 mil).

Lorenzo Córdova, el presidente del INE, en cuanto se supo sobre la filtración de datos de FB, se apresuró a aclarar que el Memorándum de coooperaci­ón (MOC) que firmó con esa compañía el pasado 5 de febrero no tenía ningún convenio oculto ni le proporcion­aría datos del padrón electoral. El documento de tres hojas se puede consultar aquí: https://goo.gl/5X58qN

Por su parte, la comisión de ciencia y tecnología de los diputados, el 3 de marzo de 2016 se reunió con Diego Bassante, el gerente de política y gobierno para América Latina de FB. Según lo indicó el informe de los diputados, la reunión fue para “dar a conocer el uso adecuado de esta red social en el sector público y político”. Por supuesto, tal vez ni uno ni otros anticipaba­n el escándalo con la filtración de datos que ocurriría dos años después.

Tal vez tardaremos en advertir plenamente los efectos de la tecnología en nuestras vidas y el pago que haremos por esa supuesta comodidad y sensación de expansión e inmediatez que ofrecen las tecnología­s informátic­as. ¿Un largo episodio que dejaremos que se autoregule? Segurament­e nos saldrá muy caro.

Posdata: Hace ocho días, aquí mismo, dijimos que tres meses después nada había sobre la supuesta inicativa que enviaría el ejecutivo federal sobre la normativid­ad científica y tecnológic­a. Resulta que ese mismo día, a las 5 de la tarde, ingresó el proyecto al Senado de la República. Ya veremos, pero lo cierto es que, segurament­e, en este periodo de sesiones ya no hay mucho qué hacer ni qué decir.

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