Milenio

¡Así, así, así gana el Madrid!

“Si se tiene el cinismo de pitar un décimo de penalti en el 93’, no es un hombre, sino un animal”: Buffon

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Se puede estar de acuerdo o no con Gianluigi Buffon, también se puede ver la repetición desde mil ángulos y mientras que para algunos fue penal, para otros como César Muñiz Fernández, el contacto es parte del futbol y eso no quiere decir que hubiera falta a ser sancionada desde los once pasos. En lo que todos estamos de acuerdo, es que por los partidos de esta semana el balompié es el deporte mundial. Por ello, como ya comenté en mi columna del 4 de abril, en nuestro país el descenso debería ser para tres equipos y sería positivo buscar formas de ampliar la Liguilla.

El futbol es estos partidos, es sangre y eso es lo que admiro de Buffon, quien dijo todo lo que quiso, pero se contuvo de partirle la cara al árbitro; tal como lo sugirió el ex arquero de la Juventus, Stefano Tacconi.

A los críticos del arquero italiano hay que decirles que cuando el futbol pierda esa sangre, el balompié morirá; siempre se pregonará el respeto a la autoridad, pero en esta ocasión consideró que la reacción bianconeri es comprensib­le y no debería ser sancionada de forma excesiva. Es un riesgo de la profesión y en abril de 2018 lo personal, siempre he admirado el masoquismo de la profesión de árbitro.

Ser nazareno implica un riesgo laboral enorme y tener una piel muy gruesa para permanecer indiferent­e hacia la crítica, los insultos y el odio de amplios sectores; el miércoles Michael Oliver tuvo el coraje y entereza de pitar el penal independie­ntemente del minuto que fuese. Todo el respeto para un árbitro que hizo su trabajo, independie­ntemente de las circunstan­cias y de ser repudiado por la mitad del planeta futbolísti­co.

A pesar de la muy necesaria sangre italiana, donde el gran Gianluigi Buffon se equivoca en sus declaracio­nes, en pretender que Oliver no marque la falta por respeto a que la Vieja Señora se dejó la piel en el Bernabéu. También erra al mencionar que no se debía sancionar el penal por el minuto que se jugaba.

No por cometer una falta con atenuantes (minuto 93, padecer de facultades mentales, un décimo de falta, un cuarto, o el porcentaje que sea), la misma no debe ser sancionada.

Incluso desde mi sesgada percepción blaugrana es penal. Y como diría Fabio Capello, si lo marcó, es penal; pero el futbol es un pesado elefante que se mueve lento en el tema del VAR, tecnología que hubiese auxiliado a Michael Oliver a no desatar la tormenta del miércoles.

La herramient­a urge en todas las competicio­nes y la misma hubiera dado al árbitro soporte en su decisión. Para los tifosi la revisión con el uso de la tecnología hubiese podido rescatar un fenomenal esfuerzo en el caso de una decisión favorable para los bianconeri.

Mientras que para los blancos, el VAR hubiese validado aún más otra gran remontada merengue con la famosa épica madridista y el espíritu de Juanito.

¡Así, así, así gana el Madrid!, se canta en Barcelona; con controvers­ia, sí, pero también con un par de amígdalas que Hugo Sánchez ha mencionado en muchas ocasiones.

Ese factor que hace hermoso este deporte en las eliminator­ias a ida y vuelta, ya que en 180 minutos, querer ganar importa en cada segundo.

Por ello no se puede ceder ni un metro ante equipos con la mentalidad del Real Madrid, de la selección Alemana y en otro deporte, de los Patriotas de Nueva Inglaterra; estas escuadras tienen claro que pelearán hasta el último minuto, ya que así lo exige su orgullo e historia. Tienen una velocidad extra en su maquinaria, que proviene de la experienci­a, de saberse campeones y de la responsabi­lidad que se tiene al vestir esos colores.

Hoy cuando se publique esta columna ya sabremos los enfrentami­entos en las semifinale­s. En la antesala a la Final se encuentra un representa­nte de cada una de las Ligas más potentes del Viejo Continente en lo económico y, por tanto, en lo deportivo. Italia, España, Alemania e Inglaterra ocupan 19 de los 20 primeros lugares entre los equipos con más facturació­n a nivel mundial, solo el millonario PSG se cuela en el ranking de Deloitte.

Esto no es coincidenc­ia, debido a que como he escrito anteriorme­nte, hay una correlació­n directa entre mayores ingresos y rendimient­os exponencia­les derivados de inversión en planteles llenos de estrellas que tienden a ocupar los primeros lugares en las competicio­nes que disputan.

Independie­ntemente del sorteo es importante resaltar el equilibrio entre naciones/Ligas en las semifinale­s y que, a pesar de la correlació­n explicada, los lugares vigésimo cuarto (Roma), noveno (Liverpool), cuarto (Bayern Múnich) y segundo (Real Madrid) son los protagonis­tas.

El dinero compra muchas cosas y si la correlació­n fuera lineal, quitando el sorteo, las semis las deberían diputar los cuatro primeros de la lista (Manchester United, Real Madrid, Barcelona y Bayern Múnich).

Sin embargo, el modelo no considera la sangre y ni todo el dinero inyectado desde Medio Oriente y en la Ciudad Condal pudo con el corazón, coraje y determinac­ión que Roma, Liverpool, el eliminado Juventus e históricam­ente el cuadro merengue, han demostrado en esta competició­n.

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Cristiano Ronaldo, en un momento del partido entre Real Madrid y Juventus
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