Campaña de miedo y “frenar” a AMLO
En cierta forma, la mayoría de campañas políticas apela al voto del miedo. Son menos las propuestas para mejorar la vida de los ciudadanos que las diatribas y advertencias sobre los riesgos que acarrea sufragar por el contrincante, sobre todo por el que va arriba en las preferencias. Esa conducta es una constante y rebasa, por supuesto, las fronteras mexicanas. Acudir al recurso de atemorizar a las masas respecto del adversario suele funcionar, por eso es una estrategia que cuesta y que bien venden expertos en propagar verdades a medias y escenarios inciertos, que se atreven a llamar, sin poca vergüenza, “prospectivos”.
La estrategia de hace 12 años con el eslogan “López Obrador es un peligro para México”, replicada con sincronía por todos sus enemigos cuando el candidato tenía 10 puntos de ventaja en las encuestas, es un típico ejemplo de campaña de miedo, para no ir tan lejos. Los planes del entonces aspirante panista Felipe Calderón Hinojosa poca importancia tenían frente a la repetición inmisericorde del estribillo que pintaba un futuro oscuro para la nación, por lo que el sello distintivo de lo que fue su gobierno, la guerra contra el narcotráfico y su estela de sangre, más la diversificación de los giros delincuenciales de las bandas, nunca se escuchó en un mitin. Acaso se guardó el dato porque alguien fuera a pensar que ahí sí se anidaba un peligro real para el país.
Hoy, desde el flanco del frente PAN-PRD, Jorge Castañeda, entusiasta promotor de aquello del “peligro para México”, ya dijo que la línea será igualar a López Obrador con Luis Echeverría, multiplicando mensajes que exhiban una imagen de vuelta al pasado, mientras que la alianza PRI-Verde, ocupada casi por completo a denostar a Ricardo Anaya con cargos que la PGR es incapaz de sostener para actuar, ahora ha decidido dar un giro y apuntar al tabasqueño con una desafortunada frase, enmarcada en la campaña del miedo, pronunciada por su candidato José Antonio Meade: “Hay que frenar a AMLO”.
En el país del récord de ejecuciones, de los homicidios de Colosio y Ruiz Massieu, de los 12 candidatos asesinados en lo que va del presente proceso electoral, no es poca cosa hablar de “frenar” a un aspirante. Hay quien lo pudiera malinterpretar.