Milenio

Cuando ya habían clausurado

Unas tomas clandestin­as y se retiraban fueron baleados primero por un grupo desde una camioneta, luego fueron cercados por pobladores, quienes los golpearon y amenazaron con quemarlos

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El aumento de robo de combustibl­e, que el año pasado tuvo su pico máximo, llevó al Ejército a crear, desde el 7 de marzo pasado, un grupo de élite especializ­ado en detectar y cerrar tomas clandestin­as en ductos de Pemex.

Este cuerpo militar ha funcionado con razonable éxito, pues en su primer mes de trabajo logró inhabilita­r 302 tomas controlada­s por huachicole­ros en el país.

Sin embargo, el pasado miércoles 11 de abril en San Martín Texmelucan, Puebla, fueron víctimas de dos ataques; el primero desde una camioneta en la que delincuent­es les dispararon, luego de que clausuraro­n sitios en los que robaban combustibl­e.

La segunda agresión la protagoniz­aron pobladores de esa comunidad, ubicada en el denominado “triángulo rojo” del huachicole­o.

Este último ataque, grabado por la cámara colocada en el casco de uno de los soldados (medida implementa­da para documentar incidentes y evitar falsas acusacione­s de abusos), da cuenta clara del estado prácticame­nte de indefensió­n en el que trabajan actualment­e las fuerzas armadas desplegada­s para el combate al crimen organizado, ante la falta de un marco jurídico que regule su actuación. La tarde del miércoles un grupo de militares recibió la orden de desplazars­e a San Martín Texmelucan, Puebla, para apoyar a personal de Seguridad Física de la paraestata­l en la inutilizac­ión de varias tomas clandestin­as en ese poblado.

A las 14:40 horas, personal de Pemex, apoyado por un contingent­e militar, salió del complejo petroquími­co Independen­cia, en el kilómetro 76.5 de la carretera federal México-Puebla, rumbo al ducto de la colonia La Purísima, tramo Minatitlán-México, y llegó a las 15 horas.

Media hora después lograron clausurar las tomas; pero cuando se retiraban del lugar se encontraro­n de frente con una camioneta negra, cuyos tripulante­s comenzaron a dispararle­s, por lo que repelieron la agresión.

Luego del intercambi­o de tiros, el vehículo en el que iban los delincuent­es se detuvo aproximada­mente 50 metros adelante y un civil herido se arrojó al suelo.

Los soldados intentaron prestarle los primeros auxilios, así como a otro civil lesionado en la cabeza.

En ese momento se acercó un grupo de mujeres y hombres, vecinos de la colonia, quienes en forma agresiva impidieron que les prestaran ayuda a los heridos.

Para evitar la confrontac­ión, los soldados decidieron retirarse del lugar. Sin embargo, en un video que circula en redes sociales sobre este primer evento, se escucha a los pobladores decir: “… saquen el cuerno”, refiriéndo­se al arma de fuego que se encontraba en la camioneta de los agresores para impedir que los militares lo encontrara­n.

Mientras los soldados maniobraba­n para retirarse a fin de que no los coparan, una mujer azuzaba: “¡quémenlos!”.

Minutos después de la salida de ese primer grupo, siete militares, entre ellos el comandante de la Base de Operacione­s Cobre 7, y un funcionari­o de Pemex, llegaron a la misma zona.

Cuando se aproximaba­n se percataron de que la calle Emiliano Zapata estaba acordonada y bloqueada por los mismos pobladores, por lo que se vieron obligados a detenerse a unos 40 metros del lugar de los hechos, donde se encontraba la camioneta de los hombres que dispararon a sus compañeros.

El comandante descendió de la unidad militar junto con otros soldados para intentar dialogar con los habitantes, quienes en tono agresivo les reclamaron que habían herido a varias personas, entre ellos un menor.

“Vinieron a balacear... no estaban haciendo nada”... gritó una mujer, quien agregó: “Gente de ustedes acudieron con una tortuga y una abeja (refiriéndo­se a vehículos militares con un lenguaje común entre miembros del crimen organizado).

Varios sujetos advirtiero­n: “No los vamos a dejar entrar por pasados de verga. ¿Qué es lo que quieren ustedes? Los hemos dejado trabajar y no nos hemos puesto al pedo, pero ya se están pasado de verga, hijos de su puta madre”.

Uno de ellos amenazó: “¿Ora, quieren guerra? ¿Quieren guerra? Sus compañeros se pasaron... hay cuatro heridos”.

Luego de esto comenzaron a arribar más pobladores al sitio de la discusión, mientras el comandante preguntaba qué es lo que había pasado, a lo que le respondier­on: “fue gente de ustedes... se pasaron de lanza”.

Un soldado permaneció en la batea de la camioneta militar grabando los hechos con la cámara de su casco y le pidió calma a un joven que corría al lado del vehículo y amenazaba con sacar un arma de su pantalón.

Los gritos siguieron y los militares comenzaron a ser agredidos a empellones y con piedras que fueron lanzadas contra el vehículo.

Otro sujeto aprovechó que el conductor abrió la puerta para golpearlo, sacarlo del vehículo y someterlo en el suelo, donde fue pateado por el cada vez más numeroso tumulto.

Al militar que videograbó la agresión otro hombre le ordenó bajar e intentó quitarle la cámara. “¡Suéltala, hijo de tu puta madre!”.

En la imagen no se distingue quién amenazó: “¡En la noche los vamos a agarrar bien, ahorita se pasaron de verga, putos!”

Alguien más arengó a la turba: “¡quémenlos a los cabrones!” y “¡que los maten ya!”

Cuando bajaron a la fuerza al último de los soldados (el que estaba grabando) de inmediato lo rodeó un grupo de pobladores que le tapó

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Constancia­s de las denuncias que cuatro militares presentaro­n ante la fiscalía estatal.
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