¿Justo ahora te nos vas, Milos?
Lo que daría por el sentido del humor crítico, brillante y siempre en contacto con los dolores más profundos de la humanidad que tan bien caracterizaba al director Milos Forman. Lo que daría porque siguiera aquí. Se fue uno de los últimos artistas que nos quedaban, sobrevivientes en hechos y en cultura de los regímenes totalitarios de la Segunda Guerra Mundial, será muy difícil seguir encontrándonos con esa energía que responde a la tiranía total (sus padres, asesinados en Auschwitz) con talento, historias, y sí, siempre otro punto de vista.
Llevo desde el sábado, cuando nos enteramos de la triste noticia de la partida del cineasta, discutiendo con mis amigos sobre cuál fue su aportación más importante. Casi imposible de determinarlo. Todos lo describen como alguien quien elegía contar historias que confrontaban al poder, al statu quo, y eso es cierto, pero yo veo mucho más que eso.
Si tuviera que decidir (y no quiero) diría que, para mí, la cinta que más me impactó sí fue Amadeus (Peter Shaffer), a pesar de que no me quiero ir por el camino fácil de saber que fue tan premiada y bien criticada. Es algo mucho más sencillo que eso. Por más geek que sea admitir esto admito que tenía (por ahí debe salir) mi camiseta que decía: “Todos llevamos un Salieri dentro”. Un recuerdo de humildad, pero un reconocimiento que, si bien no todos podemos ser Mozart, podemos apreciarlo sin dejar que nuestra envidia nos consuma. Literalmente. En otras palabras, no podía creer que la historia fuera contada desde el punto de vista del “villano” y con la interpretación del más que brillante F. Murray Abraham, por primera vez tuve una conversación con mi señor padre sobre la otredad a partir de la música clásica.
Por supuesto que One Flew Over the Cockoos Nest, es una obra maestra, y claro que todos los que nos hemos sentido que los locos son los que hacen el sistema y no nosotros sabemos con certeza que McMurphy tenía razón. Pero así le fue. To- dos hemos tenido una enfermera Ratched en nuestra vida, ¿o no? Ahora, si no saben de qué les estoy hablando, corran a ver la película. Las dos. Todas. Son de las que sales del cine (o apagas tu computadora estos días) y sabes que tu vida cambió un poquito, aunque tardes años en entender por qué. Solo les digo que algún día me vi al espejo, me pregunté si ya iba por ese camino y esa semana dejé la casa de locos que era mi trabajo en ese entonces.
No soy de la generación hippie y quizás Vietnam no tenga el mismo sentido para los mexicanos que para otros. Pero Hair es un grito de vida universal que sigue y seguirá siendo citado o por lo menos recreado (igual hoy en día sin saberlo y en Instagram) pero que igual siempre existirá. Pocas veces en mi vida he llorado con tanta sorpresa y desesperación con el final, cuando el personaje de Treat Williams acaba, sin querer, marchando dirección hacía todo lo que siempre protestó, sin querer, en la canción “Flesh Failures”. Si la obra era escandalosa en su momento por los desnudos en escena, la película es estimulante y sacudidora por las emociones a las que nos lleva.
Y bueno, no acabaría, pero sí hay que decir que jamás pensé amaría tanto La gente contra Larry Flynt, el creador de la revista Hustler que logró confundir la línea entre libertad de expresión y pornografía. Ganó la libertad de expresión, aunque Flynn pagó un precio brutal por ello.
¿Ven qué historias elegía el hombre que se nos acaba de ir? ¿Ven qué pérdida? ¿Ven cuánto podemos todavía aprender del cuerpo de trabajo que dejó? Y divertirnos. Por que si algo hacía bien Milos Forman, era tomar estas casi imposibles temáticas y hacernos reír, llorar y pensar al mismo tiempo. Cuarenta años después y yo le sigo pensando. Creo que veré todo otra vez.
(Por cierto, menciones megahonorificas para Man on the Moon y Valmont, una reinterpretación de Relaciones peligrosas (salieron casi al mismo tiempos) con Colin Firth, que en lo personal me gusta más que la que sí lleva el título de la obra).