El gatopardismo de los Castro
La dinastía de los hermanos Castro se prolongará 10 años más, por lo menos, a través de Miguel Díaz Canel, un oscuro burócrata, nombrado presidente por 99.98 por ciento de los integrantes de la Asamblea Nacional; al mismo tiempo Raúl Castro se mantendrá como jefe del Partido Comunista de Cuba hasta 2021, “si no me voy antes”.
Formalmente el comandante en jefe fue presidente de 1976 a 2008, 32 años continuos, cuando su enfermedad lo obligó a ceder el cargo a su hermano Raúl. Curiosamente el primer presidente después del derrocamiento de Fulgencio Batista fue el abogado Manuel Urrutia: del 3 de enero 1959 al 18 de julio. Fidel lo denunció como “febril anticomunista”; luego salió al exilio. A Urrutia lo sustituyó Osvaldo Dorticós hasta el 2 de diciembre de 1976.
En realidad la dinastía de los Castro tiene casi 60 años, desde el triunfo de la Revolución cubana el 1 de enero de 1959, a pesar de que una de las primeras promesas de Fidel Castro era realizar elecciones en los siguientes seis meses de la llegada triunfal a La Habana de los barbudos, tras una breve guerra comandada por Fidel desde Sierra Maestra.
La Revolución cubana gestó una generación completa de jóvenes revolucionarios en toda Iberoamérica y su influencia se expandió por todo el planeta. Muchos soñaron en un “socialismo revolucionario” encarnado en la figura emblemática de Ernesto Che Guevara. Para muchos sigue siendo símbolo del “revolucionario generoso” que renunció al poder para “hacer la revolución”, primero en el Congo y después en Bolivia, donde murió ejecutado. Decenas de miles de jóvenes se convirtieron en guerrilleros en todo el continente, apoyados por el Estado Revolucionario de Cuba, exceptuando a México, por razones de Estado. Eso nos ahorró la muerte de miles de jóvenes.
Fidel Castro se alineó con la URSS y proclamó el “carácter socialista de la revolución” en 1961, al año siguiente, en octubre de 1962, Jruschov acordó con Kennedy que no invadirían Cuba, cuestión que cumplieron, aunque Castro usó la “amenaza del imperialismo” para cohesionar al pueblo cubano en torno a su gobierno. Ese “socialismo” fracasó. Cuba vive un capitalismo carcelario. Todo cambió para seguir igual. M