No al diálogo si sigue violencia: IP a Ortega
Empresarios condicionan cita convocada por el presidente nicaragüense a que deje de atacar a jóvenes que protestan por la reforma a pensiones
Empresarios de Nicaragua condicionaron este sábado un diálogo propuesto por el presidente, Daniel Ortega, al “cese inmediato de la represión” que, de acuerdo a algunas organizaciones civiles, ha provocado al menos 25 muertes.
En un comunicado emitido ayer, el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) condicionó el diálogo al “cese inmediato de la represión de la policía y de las fuerzas de choque afines al gobierno” y a la excarcelación de los detenidos, cuya cifra se desconoce. “Urgimos al gobierno a crear estas condiciones de manera inmediata para evitar más derramamiento de sangre”, destacó en el informe el Cosep, que también pidió levantar el bloqueo oficial a medios de prensa censurados.
También la Cámara de Comercio Americana-Nicaragüense (Amcham) demandó el fin de la violencia, garantías a la seguridad física y respeto al derecho de movilización y libertad de expresión como “condiciones a cualquier proceso de diálogo”.
Horas antes de ambas reacciones empresariales, Ortega había accedido a dialogar con el sector privado y revisar una polémica reforma al seguro social que originó las protestas el martes pasado, las que derivaron en una imparable ola de violencia que ha dejado al menos 10 muertos, según la versión oficial, y un centenar de heridos.
Sin embargo, de acuerdo con la abogada y activista Mónica López, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) y la Iniciativa de Defensoras de Derechos Humanos (INDDH) se ha contabilizado la muerte de 25 personas, 43 desaparecidos, 67 heridos y 20 detenciones.
Según el informe, 17 de las víctimas (entre ellos un agente de la policía) murieron en incidentes violentos en Managua y en dos municipios vecinos. Otras tres fallecieron en Masaya (oriente), dos en León (oeste), dos en Estelí (norte) y una en Sébaco (norte).
El presidente habló en un mensaje a la nación flanqueado por los máximos jefes del ejército y la policía, mientras efectivos antimotines ejercían una violenta represión contra manifestantes en varias ciudades del país.
Ortega desea retomar el diálogo con empresarios en aras de lo que llamó “gran alianza estratégica”, pero no dijo cuándo iniciarán las pláticas ni si invitará a otros sectores del país, incluido al movimiento estudiantil en protesta.
Al contrario, acusó a los jóvenes de ser “manipulados por grupos criminales”, que no identificó, y que buscan apoyo internacional para crear “caos y desestabilización, afectar la imagen del país y ahuyentar el turismo”.
En Managua, la policía lanzó bombas lacrimógenas contra personas que protestaron en barrios del oeste y suroeste de la ciudad, así como en torno a la Universidad Politécnica, donde allanó viviendas y requisó celulares.
En León, tropas antimotines disolvieron un “plantón” de estudiantes, y en Matagalpa (norte) la catedral abrió sus puertas a manifestantes, además de habilitar un puesto médico para atender a personas heridas, dijeron radioemisoras.
La primera rebelión que enfrenta el gobierno de Ortega, desde su instalación en 2007, estalló un día después de anunciarse una reforma unilateral al seguro social, que aumentará las cuotas de trabajadores y patronales hasta en 22.5 por ciento, y gravará con 5 por ciento las pensiones de los jubilados. m