El sueño americano no está muerto
Su intención no era cruzar ilegalmente, desde el principio, los centroamericanos que forman parte de la caravana que recorre México anunciaron que su plan era llegar a la frontera con Estados Unidos y entregarse a las autoridades migratorias para pedir asilo político. Algo que es perfectamente legal.
Pero el gobierno de Trump vio una oportunidad y aprovechó las circunstancias para criminalizar a este grupo de refugiados y reafirmar su actitud antiinmigrante. La secretaria de Seguridad Interior, Kirstjen Nielsen, ordenó reforzar la seguridad en la frontera y el fiscal general, Jeff Sessions, llamó al plan de los migrantes un intento para abrumar el sistema legal estadunidense.
La caravana está compuesta principalmente por familias, por mujeres y niños pequeños que tratan de escapar de la violencia que mantiene secuestradas a sus comunidades. Violencia que se nutre en gran medida por el consumo de droga en Estados Unidos. Y aunque el gobierno de Trump no enfrenta una crisis de seguridad nacional, sino una crisis humanitaria, es difícil entenderlo con base en su reacción.
Esta semana, el ex presidente mexicano Vicente Fox escribió que el sueño americano está muerto porque Donald Trump se había encargado de matarlo. Prueba de ello, abundó Fox, es la disminución en el número de inmigrantes que intentan cruzar hacia Estados Unidos. El año pasado se registró la menor cantidad de detenciones en la frontera en casi medio siglo.
No coincido con Vicente Fox. El sueño americano está vivo y lo encarna el empeño que han mostrado estos refugiados centroamericanos en su larga travesía por México. Pedro Ultreras, uno de mis compañeros reporteros en Univision, acompañó al grupo durante el recorrido y en sus crónicas se cuenta la historia de quienes están dispuestos a arriesgarlo todo para construir un mejor futuro para sus familias. La historia de migrantes empujados más por la necesidad que por la oportunidad.
Conscientes de los peligros que enfrentan a lo largo del camino y de la posibilidad de que su petición de asilo sea negada, estas familias se mantienen firmes en su propósito. No puedo pensar en una mejor versión del sueño americano. M