No hay nada roto: Matías Almeyda
Matías Almeyda lo volvió a hacer. El Pelado llevó otro trofeo a las vitrinas del Rebaño Sagrado, uno que se le había negado por décadas, pero el entrenador argentino demostró que es un tocado, ha ganado ya ese título internacional que lo ratifica como uno de los mejores entrenadores en la historia del club rojiblanco.
Al final del partido, Matías irradiaba alegría, ya había liberado el estrés del juego, porque Toronto metió miedo en el cuerpo de todos los rojiblancos, pero la suerte de los penales le devolvió la felicidad. “Estoy muy feliz, el último título se había logrado en 1962 y es la primera vez que Chivas va a jugar un Mundial de Clubes y eso me pone feliz, porque fue un partido muy duro ante un gran rival y creo que hemos puesto la bandera de México más alta”, dijo.
El Pelado aprovechó para decir que no hay una ruptura con la directiva por la falta de pagos que ha tenido con todo el equipo, se mostró cauto en ese tema, dijo que ya habrá tiempo para hablar de esa situación, pero subrayó que con la dirigencia no hay guerra.
“No hay nada roto con la dirigencia, yo soy muy claro, yo contacto con Jorge (Vergara), Amaury (Vergara) con José Luis (Higuera) y la llegada de Paco (Gabriel de Anda) la agradezco y se lo he dicho a él. Y no soy un gris, o soy blanco o negro. Tanto Jorge como Amaury, como toda la gente que dije, saben lo que pienso, lo bueno y lo malo; entonces cuando haya algo roto es cuando no hay diálogo y el diálogo está”.
Almeyda tampoco habló de lo que viene para él, tiene contrato, pero dijo que después del final del torneo piensa descansar y toma con mesura las voces que lo vuelven a posicionar como el candidato ideal para asumir la dirección técnica de la selección nacional.
“Yo tengo tres años más de contrato, queda un partido y nunca se sabe, el futbol es muy dinámico, realmente estoy muy agradecido con Dios de poder disfrutar de este momento que es único; vinieron mis papás de Argentina y pude dar la vuelta olímpica con ellos”.
Almeyda añadió que sus dirigidos “demostraron que realmente juegan por amor al futbol y esa es la satisfacción más grande que puedo dejar como entrenador a un grupo de jugadores, con la gran mayoría desde hace dos años y siete meses tenemos una relación de respeto mutuo. No soy ni padre ni el amigo, soy el entrenador”.