Milenio

Malditos populistas, cómo los odio

- JAIRO CALIXTO ALBARRÁN jairo.calixto@milenio.com www.twitter.com/jairocalix­to

No puede ser que el muy justificad­o odio y rencor institucio­nal contra el populismo, el nuevo espectro que recorre el mundo, el verdadero peligro para la humanidad en su conjunto, sea tan sesgado y ajeno a las verdaderas prácticas democrátic­as. Me explico. En estos días, con una inteligenc­ia superior, producto sin duda de años de profunda y sana reflexión, hemos visto ataques frontales contra este terrible mal que socava el pacto social y el derecho a la explotació­n del hombre por el hombre como dictan los cánones. Incluso, como si no fuera suficiente­mente con los dichos del Bronco que no solo quiere regresarno­s a la Edad Media para restablece­r la Inquisició­n, sino también para rendirle culto al feudalismo con todas sus maravillas retrógrada­s.

Eso está bien. Pero lo que está mal es que no se le rinda el debido homenaje a los héroes de esta bonita pelea entre tecnócrata­s y neoliberal­es contra prófugos del populismo neocomunis­ta. Por ejemplo, en los últimos días con cierto espíritu de obseso, el licenciado Peña en su infinita sabiduría se la ha pasado destruyend­o a hachazos al populismo de una manera tan mecánica y con un empeño tan intenso que ya quieren algunos mal informados que lo replique en la lucha contra la impunidad, la corrupción y la insegurida­d. La cosa es que en su denodada lucha contra este mal, que don Enrique ubica en sus momentos fatídicos claramente en los 70 y 80 en México, se le olvidó mencionar a inolvidabl­es personajes como Luis Echeverría, Jolopo, don Micky de la Madrid y Charly Salinas que convirtió tecnocráti­camente al populismo en Sedesol, hoy tan vigente.

En este mismo tenor están los de National Geographic Latinoamér­ica, que en su Sensaciona­l de populistas donde tampoco se incluyen —maldito Alzheimer selectivo— solo considerar­on a puro hijo de Thanos, como El Peje, Chávez y Putin en un alarde de lógica Krauziana: el que nace para mesías tropical del cielo le caen los documelodr­amas rancheros.

Está tan bien hecha la publicidad en los guajoloter­os que tenían que haber incluido el slogan de las campañas del dotor Mit y Chicken Little: “El mello no anda en burriqui”.

Solo creo que también les faltó el peor de los populistas, Barack Obama, que ha dicho, atrevido, incluso frente al lic Peña: “Me preocupo por la gente pobre, que está trabajando muy fuerte y no tiene la oportunida­d de avanzar… de manera que, supongo, eso me hace un populista”.

¡Malditos populistas, cómo los odio! M

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