Negocios
La semana pasada el gobierno chino dio a conocer su más reciente oferta de paz con la que busca evitar una guerra comercial entre Estados Unidos y China, las dos economías más grandes del mundo. Desafortunadamente para las empresas multinacionales que están preocupadas en quedar atrapadas en el fuego cruzado, la disposición de Pekín para deshacerse de límites de propiedad extranjera en las empresas conjuntas automotrices para 2022 no serán suficiente para hacer que la administración se mueva de su opinión de que la relación de comercio e inversión entre los dos países es fundamentalmente injusta y no es recíproca.
El primer problema con la última concesión de China fue el calendario, difícilmente lo suficientemente rápido para que un presidente de EU que quiere recibir el crédito por “resolver” los problemas que ve en la relación bilateral en las elecciones legislativas de mitad de mandato de noviembre.
Un segundo problema es la naturaleza a largo plazo de los contratos en las empresas conjuntas en las que están amarradas las dos firmas automotrices más grandes de EU, GM y Ford, en China.
La lucrativa asociación de GM con SAIC, de propiedad estatal, vence hasta 2027. La igualmente exitosa alianza de Ford con Chang’an caducará hasta el 2051.
Suponiendo que SAIC y Chang’an estén dispuestas a considerar la venta antes de esas