Milenio

FIN A LA SEQUÍA

CON ANOTACIÓN DE JÉRÉMY MÉNEZ, AMÉRICA SUPERÓ A SANTOS EN EL AZTECA Y CERRÓ LA FASE REGULAR COMO SUBLÍDER GENERAL

- HIGINIO ROBLES CRÓNICA

La vuelta de Jérémy Ménez y de Cecilio Domínguez rescataron al América; fueron los jugadores que cambiaron la inercia negativa de las Águilas, dos tipos que sacaron al cuadro de Coapa de la penumbra. El francés con la sangre fría para cobrar un penal que fabricó el paraguayo. Los dos saliendo desde el banco para darle un vuelco a la tabla general. El 1-0 del América sobre Santos lo llevó hasta el segundo puesto de la clasificac­ión, el gol, aunque haya sido de penal, regresó en el momento más oportuno para el conjunto azulcrema. América salió con el panorama claro, parecía que los astros se le habían alineado con el empate en el clásico regio, resultado que le permitía aspirar al segundo puesto de la clasificac­ión, un botín nada despreciab­le, pero para ello tenía que ganar, algo que no había ocurrido en los últimos cinco juegos del cuadro de Coapa (tres de Liga y dos de Concacaf).

El equipo del Piojo Herrera se encontró con un escenario ideal, en casa, ante un rival de buen empaque como Santos, que ha sido de los más constantes en el Clausura; era la hora para reivindica­rse ante su gente. Sin embargo, lo que se vio de las Águilas fue más de lo mismo, ese equipo chato en ataque, sin la capacidad de poder agitar el partido en la última zona.

Sí, Miguel había recuperado ya a Jérémy Ménez, a Cecilio Domínguez y a Henry Martín, dinamita para su ataque, pero mandarlos de inicio era mucho riesgo, los tres vienen saliendo de lesiones y no podía forzarlos con el riesgo de que recayeran, así que los mandó al banco, para que desde afuera vieran las deficienci­as del equipo y lo que tendrían que solucionar en caso de que se requiriera­n sus servicios.

En cambio, Andrés Ibargüen volvió a saltar de inicio, pero el colombiano fue ese mismo jugador instrascen­dente que ha sido en los últimos compromiso­s; negado en el mano a mano, fue incapaz de pesar en los duelos individual­es, perdió la mayoría y no pudo poner una pelota de peligro.

Diego Lainez también apareció de arranque; el juvenil se mostró voluntario­so, se esforzó por darle claridad al juego, pero no puede ganar la guerra solo. Mientras, Renato Ibarra ofreció algunos esbozos, pero nada extraordin­ario. La falta de lucidez llevó a Oribe a un estado de soledad en el eje de ataque; el Cepillo corrió, peleó y se exprimió, pero no pudo ver una pelota a modo. Cuando tu centro delantero carece de oportunida­des no se puede aspirar a mucho.

De hecho, Santos fue el equipo que le dio una cuota de emoción al encuentro. Los laguneros se reconocen con la pelota y sin ella, hacen sus recorridos de manera acertada y trasladan el balón con mucho sentido. No en vano fueron uno de los mejores equipos del curso regular. Y es que al conjunto de Robert Dante Siboldi el empate no le venía mal, les dejaba la segunda plaza, pero una derrota los bajaría un par de peldaños, así que no especularo­n y fueron a buscar el resultado que les quitara cualquier riesgo.

Brian Lozano fue el primero en poner emoción, el uruguayo sacó un buen tiro con la pierna derecha al que Agustín Marchesín le metió las manos para mandarlo a tiro de esquina. Luego vino un cabezazo de Furch justo a las manos del portero azulcrema y otro tiro de Lozano que de nuevo atrapó el argentino.

La respuesta del América fue nula; el equipo del Piojo lleva semanas sin carburar, su gente de ataque no tiene chispa, los esbozos que tiene no son suficiente­s para inquietar. Fue hasta el minuto 25 cuando llegó el primer aviso de las Águilas, Guido Rodríguez sacó un débil tiro que atajó Jonathan Orozco sin problema.

Santos no se veía exigido, bien ordenado atrás, mantenía el juego en un escenario que no le incomodaba, incluso Izquierdoz se quedó a nada de marcar el gol, un cabezazo del argentino a la salida de un tiro de esquina se estrelló en la pierna de Vargas. Pese a la falta de claridad en ataque, América puso la pelota en el palo tras un remate machucado de Ibarra.

Tras un primer tiempo cerrado, el segundo pareció crecer en temperatur­a, sobre todo del lado de América. Ibargüen, por fin, hizo una buena jugada individual, se

quitó de encima a tres jugadores laguneros, entró al área y ahí regresó su versión tradiciona­l, porque su tiro fue muy malo y se ahogó por la raya final.

Y Lainez también probó suerte cuando recibió un pase de Paul Aguilar; el joven le pegó con la izquierda a gol, pero Orozco le robó la gloria. Entonces, el Piojo buscó agitar el partido, sacó de la banca a Ménez, la contrataci­ón estelar que había estado fuera desde la Jornada 12, repareció tras seis semanas.

La mejora fue raquítica, porque Ménez le da pausa al equipo y no vértigo. Y Santos siguió a la suyo, esperando una jugada que noqueara a las Águilas, la tuvo, pero Furch desperdici­ó la más clara, porque remató sin portero, pero la echó por encima del larguero.

América quería la segunda plaza, evitar a Tigres en los cuartos de final, por lo que el Piojo sacó a Corona y mandó a Cecilio, era la hora para ser más agresivo, con Ménez y Cecilio delante de Guido; Ibargüen e Ibarra por los costados y Oribe en punta. Menos de 20 minutos para cambiar su suerte.

Y pasó, porque Cecilio Domínguez entró y le dio esa cuota de desequilib­rio que tanto la faltaba a las Águilas; el paraguayo cuajó una buena jugada, la que tanto esperaba el americanis­mo, se fue entre tres jugadores en el área e Izquierdoz lo derribó para un penal que ponía a las Águilas en un escenario soñado.

Ménez fue quien pidió la pelota, el francés demostró galones y serenidad en un momento clave. Inmediatam­ente, el atacante engañó a Jonathan Orozco y catapultó a las Águilas a la segunda plaza de la clasificac­ión general.

América ha recuperado a hombres clave en el momento más adecuado, entra a la Liguilla en una posición de privilegio, este día conocerá a su rival dependiend­o de lo que pase con Pumas en su duelo contra Querétaro. No llega a la fiesta con sus mejores sensacione­s, tendrá unos días para reencontra­r su identidad, pero indiscutib­lemente esta victoria le dará una carga anímica muy fuerte para mejorar en lo futbolísti­co. Ménez, Cecilio y el resto, pueden cambiar la inercia, eso es evidente.

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 ??  ?? Brian Lozano (i) y Carlos Vargas disputan la pelota
Brian Lozano (i) y Carlos Vargas disputan la pelota
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Oribe Peralta (d) fue neutraliza­do por Carlos Izquierdoz
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Jérémy Ménez y Cecilio Domínguez

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