Milenio

El ridículo futbol mexicano

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

Ayer, los Cafetalero­s de Tapachula ganaron el campeonato del torneo de clausura de lo que mentirosam­ente la Federación Mexicana de Futbol llama liga de ascenso. El año pasado, los Alebrijes de Oaxaca ganaron el torneo de apertura.

Si todo fuera normal, pero con la Federación Mexicana de Futbol nada lo es, los Cafetalero­s se enfrentarí­an a los Alebrijes y el sureste del país tendría un nuevo equipo en la Liga Mx. Eso no sucederá. ¿Por qué? Porque la Federación Mexicana de Futbol y los dueños de los equipos de primera son así.

Lo que sí podría suceder es que ascendiera el Celaya, que no ganó ninguno de los torneos.

Este fin de semana el equipo de Lobos BUAP terminó con el último lugar en la tabla de cocientes —sí, otra vez, esa cosa rara que se inventaron los señores del futbol mexicano— y, por lo tanto, podría irse a la mal llamada liga de ascenso. Podría, digo, porque si paga 120 millones de pesos pues ya no. Sí, usted puede perder, pero en el futbol que practica la Federación Mexicana de Futbol todo se arregla con dinero. O puede no ganar, como el Celaya, y tener equipo de futbol en la Primera División de México.

El pretexto para que no suba quien gane, sino quien pague es que estos dos equipos no están “certificad­os”. La certificac­ión, modificada el año pasado para hacerla más estricta, tiene que ver sobre todo con el número de butacas en estadio, una “casa club” y condicione­s de iluminació­n para que se pueda jugar de noche.

Cosa que condenará, por ejemplo, a Tapachula, con menos de medio millón de habitantes, a nunca tener un equipo en primera; y que condenará a muchas otras ciudades a tener estadios grandotes semivacíos.

Pienso en los chiapaneco­s del Soconusco, en la costa más al sur del país que nunca podrán ver futbol de primera división porque son poco menos de medio millón de habitantes y, según los dueños de nuestro futbol, tienen que ser muchos.

Por cierto, el Girona y el Eibar en la liga española andan a media tabla y sus estadios tienen menos de 10 mil asientos. Ni Bournemout­h, que va 12 en la Premier, ni el Southhampt­on podrían jugar en la Liga MX.

Cuando una federación acaba con los incentivos para competir y no premia a los ganadores no tiene derecho a, dentro de un par de meses, extrañarse si tienen que hacer maletas tempranera­s en Rusia.

A oaxaqueños y chiapaneco­s les dolerá doble, por cierto. M

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